El norte de México abarca desde la Península de Baja California en el extremo noroeste, Sinaloa en el Mar de Cortés, Sonora, Chihuahua, Coahuila y Nuevo León en la frontera norte y Tamaulipas en la costa del Golfo de México, así como Durango un poco más al sur. Con nueve entidades en la mira, hemos recopilado 10 razones para viajar al norte y sacarle el mejor provecho a su oferta turística.
Dunas y mucho desierto
En el norte hay tres grandes desiertos. Uno es el de Chihuahua (el más extenso de Norteamérica), en donde –cerca de Ciudad Juárez– se encuentran las fascinantes Dunas de Samalayuca. Al oeste está el desierto de Sonora, en el cual se encuentra la Reserva de la Biosfera El Pinacate y Gran Desierto de Altar. Por último, a lo largo de la península se puede ver el desierto de Baja California, atravesado por una carretera estrecha, que resguarda el área protegida Valle de los Cirios –cactus alargados que complementan el estereotipo del desierto infinito.
Restaurantes de autor
En años recientes, la escena gastronómica ha despegado en las ciudades norteñas. Algunos de los establecimientos en donde hay que reservar son: Manzanilla, una cocina en Ensenada dedicada a lo regional, a cargo del chef Benito Molina; Pangea, en Monterrey, creación del chef Guillermo González Beristaín avocada a la cocina internacional (y figura en la lista de Latin America’s 50 Best 2019); y Corazón de Tierra, del chef Diego Hernández, un restaurante farm-to-table que opera en Valle de Guadalupe.
Ver ballenas grises
Cada año, agrupaciones de ballenas grises viajan desde Alaska a las aguas de la Península de Baja California a reproducirse. Existen varios sitios en donde se puede abordar una lancha y acercarse a estos colosales mamíferos, como Ensenada en el norte (de diciembre a abril) y la costa sur del territorio (entre enero y marzo): Laguna Ojo de Liebre, Laguna de San Ignacio, Bahía Magdalena y hasta Todos Santos.
Desayunar machaca con huevo
Si hay algo que se come en el norte es carne, y una de las presentaciones más célebres es la machaca. Se trata de carne de res salada, secada al sol y machacada finamente que, se dice, existe desde el siglo XVIII. Ahora existen variedades de preparación entre Nuevo León, Coahuila, Sonora y Sinaloa, pero la forma más tradicional de comerla es con huevo, acompañada de frijoles y tortilla de harina.
Subirse al tren Chepe
El norte es extenso y los destinos están alejados entre sí, por lo que una buena forma de abarcar cientos de kilómetros es a bordo del Chepe. Este tren, que conecta Los Mochis con la ciudad de Chihuahua, pasa por 653 km, 37 puentes y 68 túneles en medio del paisaje de la Sierra Tarahumara. En el recorrido hace varias paradas en pueblos mágicos, bosques frondosos –que en invierno se cubren de nieve– y hoteles acogedores perfectos para desconectarse por unos días.
Grandes recintos culturales
Casi a los dos extremos este y oeste de la región norte uno puede encontrar dos de los museos más importantes de todo el país. El primero es el Centro Cultural Tijuana (CECUT), a un costado del Río Tijuana, el cual alberga el Museo de las Californias de historia natural y circula exposiciones de cine, arte y música. Su estructura más famosa es el domo, liso y de color cálido, que recubre la sala de pantalla IMAX.
Otro, ubicado en el corazón de la capital de Nuevo León, es el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (MARCO). Este espacio, diseñado por Ricardo Legorreta, se encuentra en el sur del parque Macroplaza. En el interior tiene un patio de esculturas y 11 salas en donde se han exhibido muestras de fotografía, arte de luz y sonido y cine, por mencionar algunas.
El acento norteño
Parece que nunca se llegará al consenso de cuál acento del español es el correcto. Sin embargo, eso no impide remarcar algunas diferencias –en significado y entonación– que más llaman la atención a oídos de los capitalinos. Algunas palabras derivan de los léxicos del inglés, como carro, troca, o parkear, pero otras no se descifran tan fácilmente: bichi (desnudo), feria (dinero) o pistear (salir de fiesta). Aquí los chihuahuenses son quienes se reconocen al instante, pues su pronunciación de la ch como sh es inconfundible.
Tierra de vinos
Suena raro, pero es verdad. En el norte de Baja California existe un oasis de vid y olivos en medio de horizontes áridos que es responsable del 90% de la producción del vino en todo el país. Se trata del Valle de Guadalupe, en donde se han instalado algunas de las vitivinícolas clásicas nacionales –como L. A. Cetto o Monte Xanic–, así como iniciativas más pequeñas y de corte más artesanal.
Música norteña
Grandes bandas, chamarras de cuero, sombreros, acordeón, tuba, sexto bajo… la música del norte de México se ha convertido en un referente internacional de lo que es nuestro país. Quizá el distintivo principal sea el acordeón, el cual se combina con una infinidad de instrumentos –en especial tuba sinaloense y sexto bajo– para crear varios subgéneros que se disfrutan desde las calles de Mexicali hasta las playas de Tampico: corrido, cumbia, ranchera y banda son sólo algunos ejemplos.
Roadtrips inolvidables
El norte es una región ideal para los amantes de salir a manejar en autopista. La carretera federal 1 es la que conecta Tijuana con Los Cabos y atraviesa la Península de norte a sur. Aquí existen algunos trayectos que son destinos en sí, como el Tijuana-Ensenada que va sobre empinados acantilados que dan al Pacífico, o el tramo que cruza el Valle de los Cirios y ofrece una vista desértica por varios km.
Otro tramo carretero inolvidable es el Espinazo del Diablo, el cual forma parte de la carretera 40 que conecta a Durango con Mazatlán. Lo cautivador de este trayecto son las curvas cerradas, la angostura del camino y, sobre todo, las vistas panorámica a la orografía del norte. Al atravesar el accidentado relieve de la Sierra Madre Occidental, esta vía alcanza los 2,750 msnm y termina a solo 40 metros de altitud.
Foto de portada: Jorge Balleza / Unsplash