El Ángel de la Independencia es a la Ciudad de México lo que la Torre Eiffel es a París o la Estatua de la Libertad a Nueva York. Un monumento de 45 metros que se eleva en la segunda glorieta del célebre Paseo de la Reforma y que figura en postales flanqueado de árboles de jacarandas en pleno florecimiento y una fila de fachadas de piedra chaparras y decenas de edificios con vidrios reflejantes.
Si bien la idea de representar a través de la arquitectura un símbolo de la libertad nacional comenzó a figurar en la agenda desde 1843, no fue hasta 1910 que se terminó de edificar. Tras numerosos proyectos descontinuados –bajo los mandatos de Santa Anna o el emperador Maximiliano de Habsburgo–, el diseño que vio la luz fue ese que dejara para la historia el arquitecto nayarita Antonio Rivas Mercado, apoyado por Porfirio Díaz.
El proyecto que sí se realizó
Parecido al diseño de 1843 de Lorenzo de la Hidalga, el proyecto del Ángel inició en 1902, pero en 1906 colapsó y se tuvo que volver a empezar. Sin embargo, estuvo listo para celebrar el centenario de la Independencia.
El resultado fue el monumento que podemos admirar hasta hoy en día: una escultura hueca de bronce de 6.7 metros de alto y siete toneladas de peso que representa a una Victoria Alada que mira hacia el Centro Histórico de la capital y sostiene, en su mano derecha elevada, una corona de laurel, y en su mano izquierda –baja y dirigida hacia atrás– tres eslabones de una cadena rota. Está sobre una columna de estilo neoclásico que se encuentra sobre una base de piedra en la que se pueden contemplar esculturas de Enrique Alciati y que, durante la segunda mitad del siglo XX, albergó los restos de los héroes independentistas –actualmente estos se encuentran en Palacio Nacional–.
Cuando el Ángel se cayó al suelo
El único gran daño que ha sufrido el Ángel de la Independencia –su nombre oficial es Monumento a la Independencia– fue en 1957. La madrugada del 28 de julio, un temblor de 7.8 grados sacudió a la Ciudad de México. En la mañana, los capitalinos encontraron la columna sin rematar y a la Victoria Alada tirada sobre la glorieta. La reconstrucción de la escultura, aunque tardó mucho, se realizó exitosamente y se reinstaló sobre su base con refuerzos adicionales que hicieron que sobreviviera al temblor de 2017.
Los hermanos europeos del Ángel de la Independencia
Así como se argumenta que el diseño de Rivas Mercado se basó en parte en el de Lorenzo de la Hidalga, también existen teorías sobre las otras dos influencias en el monumento mexicano. Hablamos de otras dos columnas rematadas por personajes alados y brillantes: la Columna de Julio en París y la Columna de la Victoria en Berlín.
La Columna de Julio se construyó entre 1830 y 1840 en honor a los caídos del levantamiento contra el rey Carlos X –el último de los borbones–. Se encuentra en la plaza de la Bastilla, donde anteriormente existía la prisión del mismo nombre, y en su punta reluce a un ángel masculino que sostiene una cadena quebrada. Desde 1995 es un monumento nacional de Francia y desde hace dos años está abierto a visitas del público.
Por su parte, la Columna de la Victoria en la glorieta del Tierpark berlinés es un recuento de tres triunfos bélicos: contra Dinamarca en 1864, contra Austria en 1866 y contra Francia entre 1870 y 1871. Se construyó mediante tres segmentos que corresponden a los tres momentos históricos y se terminó en 1873, aunque durante la época de la Alemania nazi se agregó una cuarta parte. Si uno la visita en la actualidad y mira hacia arriba, ve un ángel femenino de bronce macizo, con una corona de laurel, una guirnalda y una cruz de hierro, que mide 8.3 metros y pesa 35 toneladas.
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Foto de portada: Carlos Galván / Wikimedia Commons
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