Marabunta en Acapulco, tráfico imposible y chats familiares en los que nadie se pone de acuerdo son algunas de las postales típicas cuando pensamos en vacaciones de Semana Santa. Sin embargo, siempre podemos darle la vuelta y planear un viaje que deje a un lado los lugares de siempre (adiós a los tumultos, hola a los destinos inadvertidos). Con esto en mente, preparamos una guía con opciones fuera de ruta y paradas imperdibles.
Playas
La Paz
Desde bucear en Los Islotes hasta practicar sandboarding en las dunas del Mogote o nadar con tiburones ballena (lo que aún se puede hacer en abril), la oferta de actividades en La Paz —y sus escenarios naturales semivírgenes— le da un significado distinto a la típica experiencia de playa. Si a eso le agregamos comida rica a toda hora y un trago al atardecer en el rooftop bar de Baja Club, ni quien quiera volver a la rutina de la ciudad.
Imperdible: preparar la hielera, rentar un coche y hacer la ruta de las playas Pichilingue-El Tecolote-Balandra. Un day trip a Todos Santos es otra buena opción.
Ixtapa-Zihuatanejo
Este lugar es el punto medio perfecto entre la calidez de un pueblo pesquero y la infraestructura de lujo. Además, su combinación de hoteles todo incluido, propiedades de diseño y casas en renta lo hacen atractivo para todo tipo de viajeros por igual. Un destino relajado y sin complicaciones que se debe tener siempre en el radar, especialmente si se trata de un plan familiar.
Imperdible: si hay ganas de alejarse del bullicio y buscar una opción de hospedaje distinta, acá van dos: Lo Sereno Casa de Playa y Casa MUSA, a 45 y 50 minutos del aeropuerto, respectivamente.
Cayos Cochinos
Situado en la costa norte de Honduras, el Santuario Marino de Cayos Cochinos comprende un grupo de islas y forma parte del Sistema Arrecifal Mesoamericano, la segunda barrera de coral más grande del mundo. Por ende, en los últimos años este destino ha ganado mucha popularidad entre los viajeros preocupados por la sustentabilidad y el cuidado del ambiente, quienes pueden ser parte de tours ecológicos de la mano de los científicos de la Fundación Cayos Cochinos.
Imperdible: aunque Cayos Cochinos se puede visitar en un día (partiendo de la ciudad portuaria de La Ceiba), vale la pena explorar las casas que hay en renta en plataformas como Airbnb (por si alguien tiene ganas de reservar una isla completa).
Nieve
Banff
Este pequeño pueblo en Alberta forma parte del Parque Nacional Banff (el primero de Canadá), en las montañas Rocosas. Además de ser un gran lugar para el avistamiento de fauna (y considerablemente más barato que otros destinos de invierno en aquel país), vale la pena destacar la duración de su temporada de nieve. En Banff Sunshine Village uno tiene más de 1,300 hectáreas para esquiar desde mediados de noviembre hasta finales de mayo sin ningún problema.
Imperdible: mantener el tanque de calorías a tope es básico en un viaje de esquí y The Fudgery facilita la misión en Banff. Esta chocolatería artesanal es un paraíso para los entusiastas del postre, sobre todo gracias a sus famosas bear paws (nueces de la India con caramelo, cubiertas de chocolate).
Park City
Con 400 pistas distribuidas en dos resorts de clase mundial, Deer Valley y Park City Mountain —este último muy popular entre los esquiadores expertos—, para muchos Park City es hogar de la mejor nieve del mundo. Súmenle a la ecuación ser sede de uno de los festivales de cine más icónicos (Sundance) y tener una oferta gastronómica y de hospedaje de primera. Faltan pretextos para no comprar el boleto de avión (total, hay vuelos directos desde Ciudad de México, Guadalajara y Cancún).
Imperdible: para los foodies, visitar High West Distillery, que está un poco alejada del centro, pero lo vale, y, para los aventureros, el Parque Olímpico de Utah.
Ciudades
Campeche
El encanto del sureste de México se puede vivir en otros destinos más allá del boom de Mérida (muy merecido, por cierto). En Campeche, por ejemplo, los días se viven sin prisa y las opciones sobran a la hora de hacer una caminata por el centro: la Calle 59, el Centro Cultural Casa 6, la Mansión Carvajal, el Museo El Palacio… (de hecho, esta hermosa ciudad amurallada fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000). Para dormir, recomendamos Hacienda Uayamón o Hacienda Puerta Campeche. Y, para comer, nada como el pan de cazón de La Pigua.
Imperdible: dedicarle una mañana del itinerario a una excursión arqueológica. Calakmul y Edzná son dos buenas opciones, dependiendo del tiempo que se tenga.
Chicago
A Chicago la llaman the second city (presuntamente por su rivalidad con Nueva York), pero de segunda no tiene nada. Su importancia arquitectónica, oferta cultural y tradición gastronómica —dejemos el debate de amor/odio con la deep dish pizza para otro momento— no le piden nada a los grandes destinos turísticos de Estados Unidos. También están sus parques, festivales musicales, barrios con personalidad y eventos deportivos (Chicago tiene un estatus de culto entre los entusiastas de los deportes, y los que terminaron la serie The Last Dance en una sentada no nos dejarán mentir).
Imperdible: si bien Chicago presume obras icónicas de arquitectos como Louis Sullivan y Frank Lloyd Wright en cada rincón, vale la pena salirse de la ciudad para visitar la famosa casa Farnsworth, de Mies van der Rohe, un manifiesto de cuatro plataformas en medio de la naturaleza.
Montreal
Por alguna extraña razón, éste es uno de esos destinos que pasan inadvertidos en el radar de los viajeros, quienes limitan su atractivo a una caminata por Old Montreal. Sin embargo, la ciudad francófona tiene razones de sobra para visitarla: desde mercados históricos (larga vida al Jean-Talon <3) y restaurantes premiados hasta tiendas de diseño, festivales todo el año (entre ellos MUTEK y FIJM) y barrios artísticos.
Imperdible: aprovechando que el frío invierno quedo atrás, hay que explorar las opciones que Montreal ofrece al aire libre, como el Parc de la Rivière-des-Mille-Îles y el Parc Jean-Drapeau, donde siempre ocurre algo.
Naturaleza
Ruta del Chepe
A diferencia de muchos destinos en el mundo —entre los cuales moverse en tren es algo cotidiano—, en México la idea de viajar suele estar automáticamente ligada a tomar un vuelo o una carretera. Sin embargo, el Chepe se ha convertido en el mejor embajador de las vías férreas como una experiencia de viaje única. Entre puentes, túneles y naturaleza espectacular, este tren recorre algunas de las zonas más hermosas y poco exploradas no sólo del norte, sino de todo el país, en dos modalidades: Chepe Regional y Chepe Express. El primero (que opera desde 1961) es el tradicional y parte de Los Mochis a Chihuahua (y viceversa). El segundo es la línea de lujo y cubre la ruta de Creel a Los Mochis y de regreso.
Imperdible: la parada en Divisadero, donde hay que entregarse a la adrenalina en el Parque de Aventuras Barrancas del Cobre y pasar una noche en el Hotel Mirador (la vista es espectacular).
Mixteca oaxaqueña
Si bien es muy fácil anclarse en la ciudad de Oaxaca durante varios días (nunca hay suficiente mole coloradito, francamente), un buen plan de fin de semana es explorar la región de la Mixteca, al norte del estado. Esta zona resguarda el legado de la orden dominica en forma de algunos de los complejos conventuales más impresionantes de México, los cuales se ubican en las localidades de Asunción Nochixtlán, Tlaxiaco, Tamazulapam del Progreso, Yanhuitlán, Coixtlahuaca y Teposcolula. Los tres últimos son los más conocidos (e imponentes) de todos.
Imperdible: además de la ruta de los conventos, la Mixteca oaxaqueña es hogar de inadvertidos destinos ecoturísticos. Uno de ellos es Santiago Apoala, que presume una gran cantidad de cascadas, cuevas, peñas, senderos para caminar (o recorrer en bici) y miradores naturales. Incluso hay cabañas en renta para pasar la noche.
Tips para considerar
– Aunque las fechas oficiales de Semana Santa son del 10 al 16 de abril, recomendamos planear el itinerario, si es posible, entre el 9 y el 14 de abril, para evitar tumultos y tener días de descanso.
– Hablando de tumultos, y teniendo en cuenta que es temporada alta, hay que calcular bien el tiempo de espera en los aeropuertos (antes del vuelo o durante una escala). Es mejor llevar un buen libro y exagerar con la anticipación que llegar justos.
– No vale la pena documentar a menos de que sea estrictamente necesario (cuando se trata de un viaje de esquí, un buen tip es llevarse puestas las botas y la chamarra de nieve, que ocupan mucho espacio en la maleta).
– Siempre, sí o sí, hacer web check-in en cuanto la app lo permita (para anticipar eso de los vuelos sobrevendidos, típico en temporada alta).
– Tener claro los requisitos para entrar a cada país (certificado de vacunación, códigos QR, pruebas negativas, entre otros).
– Para los que prefieren no salir de la ciudad, una gran opción es revivir la tendencia del staycation, pero con un plan bien armado (entre más alejado de la ruta diaria, mejor).