Cinco carnavales a los que queremos viajar, más allá de Río y Venecia
Carnavales que conservan su herencia medieval y su cultura precolombinas o africana.
POR: Diego Ávila
La Cuaresma es uno de los períodos más solemnes del calendario litúrgico cristiano. Durante los 40 días previos a la Pascua (entre el Miércoles de Ceniza y el Jueves Santo), los creyentes realizan actos de penitencia y reflexión, como el ayuno. Sin embargo, este período también es precedido por los carnavales, una festividad que llama la atención del mundo gracias a sus colores e inigualable energía.
El origen del carnaval se remonta a las fiestas romanas de las Saturnales y a la llegada de la primavera. Tiempo después, durante la Edad Media, se convirtieron en los eventos más esperados del año, pues representaban una oportunidad para esconderse tras máscaras y salir de las rígidas normas que regían la vida en aquella época.
Actualmente, y si bien las celebraciones que se realizan en Venecia y Río de Janeiro han acaparado la mayoría de los reflectores, estos jolgorios también tienen lugar en otras ciudades del planeta. En honor a eso, a continuación presentamos una selección de cinco carnavales que, además de ser considerados como patrimonio intangible de la humanidad, son ideales para escapar del mundo terrenal, aunque sea por unos días.
Carnaval de Binche
A medio camino entre Bruselas y la frontera con Francia, se encuentra la pequeña ciudad de Binche. Año con año, aquí se realiza una de las pocas celebraciones medievales que aún sobreviven en Europa, una que, se dice, inició como un ritual para ahuyentar al invierno. Hoy en día, muchos de los vestuarios usados por los festejantes datan del medioevo y se siguen confeccionando conforme a las técnicas artesanales. Algunos, incluso se han convertido en personajes de la festividad, como los mam’selles y los gilles.
Los gilles son el elemento central: únicamente aparecen durante el martes del carnaval, cuando recorren la ciudad hacia la plaza mayor, bailando al compás del tambor y las violas. Ser un gille es un honor reservado sólo para los hombres que hayan nacido en Binche, y cuyos padres o abuelos también hayan desempeñado dicha posición.
Carnaval de Barranquilla
Gracias a su ubicación en la costa caribeña de Colombia, Barranquilla fue un importante centro económico durante la época virreinal, así como un lugar donde convergieron indígenas americanos, africanos y europeos. Este mestizaje derivó en danzas, instrumentos y géneros musicales que componen el alma del evento, que es la fiesta folklórica más importante del país y de todo el Gran Caribe.
El carnaval de Barranquilla se caracteriza por su origen y funcionamiento muy espontáneo. La festividad borra todos los puentes que existen entre los diferentes estratos sociales de la ciudad y, si bien los asistentes a este carnaval no portan máscaras, la música le da una vida y alegría con la que pocas fiestas en el mundo pueden competir.
Carnaval de Oruro
Ubicada a poco menos de 4 mil metros sobre el nivel del mar, Oruro es la quinta ciudad más grande de Bolivia. Aunque se fundó como una urbe minera en 1606, su territorio fungió como centro de peregrinaciones desde le época prehispánica para el pueblo de los urus, quienes celebraban la fiesta de Ito en honor al dios Tiw, protector de las cavernas, minas, lagos y ríos. Cuando los españoles prohibieron que los nativos del lugar realizaran sus rituales, éstos las incorporaron a las celebraciones de la liturgia cristiana. Así, el baile del llama llama, el principal componente de Ito, se convirtió en la danza de los diablos.
La famosa diablada es la más representativa de los números que componen el carnaval de Oruro. En ella, los danzantes, vestidos como diablos, bailan y se dirigen hacia el santuario de la Virgen del Socavón, donde son derrotados por ella, de tal modo que la danza representa el triunfo del bien sobre el mal. Además, durante la entrada del carnaval, alrededor de 28 mil bailarines y 10 mil músicos realizan una procesión de cuatro kilómetros que dura casi 20 horas. Todo esto hace que Oruro sea considerada como la capital folklórica de Bolivia.
Carnaval de Basilea
Basilea es conocida por ser la capital cultural de Suiza. Sin embargo, este título no se debe solamente a su gran acervo de museos o a la feria de arte contemporáneo Art Basel, sino a que también es sede del carnaval protestante más grande de Europa. Su mención más antigua data de 1376 y, con una precisión suiza, dura exactamente 72 horas. Comienza a las cuatro de la mañana del lunes siguiente al Miércoles de Ceniza y termina a las cuatro de la mañana del jueves siguiente, por lo que se conoce como “los tres días más hermosos del año”.
Esta fiesta inició, al igual que muchos carnavales europeos, como una mezcla entre rituales celtas, germánicos, cristianos y medievales. Sin embargo, tras la Reforma de los siglos XVI y XVII, muchos elementos se prohibieron y la celebración adquirió un carácter satírico contra políticos y demás autoridades en el que todos sus festejantes desfilan enmascarados. La festividad involucra a 20 mil personas y atrae a unos 200 mil visitantes cada año.
Carnaval de Recife y Olinda
Aunque está algo opacado por el de Río de Janeiro y, en menor medida, por el de Salvador de Bahía, el carnaval de Recife y Olinda es uno de los más coloridos y divertidos de Brasil. De manera similar al de Barranquilla, es el producto del mestizaje y está influenciado tanto por diversas culturas africanas como por la portuguesa.
Su principal característica es la música, pues cuenta con su propio ritmo particular: el frevo; un género que combina elementos del tango brasileño, la contradanza, la polka y la música clásica, para crear una música rápida y potente que se baila casi exclusivamente durante el carnaval. Más allá de estar confinado a una ruta o una plaza, toda la ciudad se une para bailar y cantar en todas las calles durante los días de fiesta, especialmente en el centro histórico de Olinda.
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