Los parques arqueológicos son un gran referente de la vida en otros milenios. A través de sus estructuras podemos, por ejemplo, entender cómo lucía el panorama urbano y cómo vivían las personas cuando todo parecía ser más pequeño de lo que era. Uno de estos sitios es Pompeya, una antigua ciudad donde se conservan no solo templos, sino también numerosas construcciones habitacionales. En este lugar, los viajeros pueden adentrarse en los fragmentos que quedaron en pie –o enterrados– antes de la tragedia. Un restaurante, un templo y sí, también la Casa de Los Amantes.
La Casa de los Amantes es, de hecho, la única estructura en Pompeya que conserva sus dos plantas, por lo que desde hace más de 85 años captó de inmediato la atención de todo tipo de viajeros. Este título se lo ganó gracias a una inscripción en latín que todavía se distingue en la residencia: Amantes, ut apes, vita(m) mellita(m) exigunt. Velle, que se traduce como: los amantes, como las abejas, pasan una vida dulce como la miel. Quisiera que así fuera”.
Durante mucho tiempo este espacio fue una de las atracciones favoritas de los turistas de Pompeya. Si bien el predio sobrevivió a la avalancha de lava, paradójicamente casi no se cae cuando en 1980 un terremoto sacudió la región de Nápoles dejando tras él daños estructurales en el inmueble.
Sobre los trabajos de remodelación
El proceso de recuperación de la Casa de los Amantes, a cargo de antropólogos, arqueólogos, arquitectos, ingenieros y hasta geólogos, inició en 2014 después de que la UNESCO advirtiera sobre la probable eliminación del Pompeya de la lista de Patrimonios de la Humanidad debido al mal estado de algunas edificaciones. Seis años después, los trabajos en el área se dieron por concluidos y (cuando la pandemia lo permita) los visitantes ya pueden volver a recorrer las habitaciones como lo hicieron los pompeyanos hace dos milenios.
La Casa de los Amantes es sólo uno de los edificios que se rehabilitaron, los otros dos corresponden a la Casa del Barco de Europa, en el cual reluce el fresco de un barco mercantil, y la Casa de las Orquídeas, cuyo interior está recubierto con escenas que muestran diversos árboles frutales. Esta serie de casas son conocidas como domus, que hacen referencia a las residencias de las familias de los estratos sociales más altos.
Qué más encontrar en Pompeya
Después de la abrupta erupción del Vesubio en el siglo I, la ciudad de Pompeya quedó, de un minuto al otro, sepultada bajo la lava ardiente. Se trata de un caso sumamente particular, pues la temperatura del flujo volcánico inmortalizó la situación urbana que sucedía el 17 de octubre del año 79, de ahí que se puedan ver figuras de personas, caballos atados e incluso hogazas de pan que han sobrevivido al paso del tiempo. En parte, es gracias a las propiedades de la ceniza que dichas estatuas se hayan conservado en tan buen estado hasta nuestros días.
En este parque arqueológico, ubicado a tan solo 25 km al sur de Nápoles y a pocos metros de la costa del mar Mediterráneo, no únicamente se pueden recorrer los domus, sino también una gran cantidad de santuarios y espacios. Uno es el Templo de Júpiter (padre de los dioses), con sus imponentes columnas que apuntan al cielo, o los diversos refettorios; establecimientos en donde se servía comida y bebida barata y que se comparan a menudo con tabernas.
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