Recorrer las calles de ciudades como Roma, Florencia y Venecia es una experiencia soñada por muchos. Otros más preferirían contemplar los paisajes de la Toscana y explorar las ruinas de Pompeya. Los aventureros, por su parte, darían todo por esquiar en los Alpes italianos o navegar por las playas de Cerdeña. Lo cierto es que este país tiene ofertas para todos los gustos y presupuestos.
Esta diversidad de atracciones hacen que, al año, Italia reciba alrededor de 58 millones de turistas extranjeros, según la Organización Mundial del Turismo. Eso sin contar el veraneo local: alrededor del 80% de la población prefiere desplazarse dentro del país. Y aunque viajar en temporadas como navidad o durante el verano puede resultar atractivo, la verdad es que vacacionar en temporada baja tiene más de un beneficio.
Septiembre y octubre: la época ideal para conocer Italia
Septiembre y octubre son los mejores meses para visitar el país europeo. Dado que los turistas de verano vuelven a sus lugares de origen, los precios en general son mucho más accesibles. Lo mejor es que todavía encontramos un delicioso clima cálido y con vientos frescos –a diferencia de julio y agosto, que es cuando las temperaturas pueden alcanzar hasta los 40 grados centígrados–.
Milán es un buen ejemplo de lo anterior: la demanda de búsqueda de vuelos a esta ciudad aumenta hasta en un un 12.5 % en septiembre, según datos de la agencia de rastreo de vuelos Hopper. Esto se debe a que el costo del viaje a esta ciudad puede bajar un 21% en relación con los boletos de otros meses del año.
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