Algo tienen los paisajes de Oaxaca que desde siempre se ha convertido en la inspiración de todo tipo de artistas. Su ciudad, por ejemplo, entre conventos, mercados y colores, fue una de las grandes inspiraciones de Francisco Toledo. Por su parte, Sebastião Salgado se inclinó por la riqueza de los pueblos originarios y retrató sus habitantes mixes; para Graciela Iturbide, la inspiración vino de las imponentes mujeres tehuanas de Juchitán y sus iguanas.
Entre playas paradisíacas, ya sea para surfear (Puerto Escondido) o para relajarse bajo el sol (Chacahua), los pronunciados relieves boscosos que forma la Sierra Madre del Sur o las cascadas que armonizan los sonidos de la Selva de los Chimalapas, Oaxaca es un tesoro de la naturaleza que le ofrece a los viajeros la extraña posibilidad de contemplar una multitud de sitios irrepetibles.
Hierve el Agua
Esta paisaje, único en el continente americano, reúne cataratas de gotas que han estado petrificadas durante milenios. Entre la Sierra Mixe y la Siera Norte de Oaxaca dos cascadas sólidas de color ocre pálido caen al precipicio. En la parte superior del sitio uno puede encontrar el borbollón de donde surge agua altamente concentrada de azufre y carbonato de calcio.
Para llegar a Hierve el Agua es necesario conducir alrededor de 1:30 horas desde la capital del estado.
Monte Albán
Considerada la ciudad principal de la cultura zapoteca, esta ciudad prehispánica descubierta en 1932 es también una de las más importantes de Mesoamérica. Dentro del sitio uno puede recorrer espacios de más de 2.500 años de antigüedad: altares, tumbas, una cancha de Juego de pelota, jardines, un palacio y un observatorio astronómico. Desde las distintas plataformas, el fondo montañoso característico de los paisajes de Oaxaca combinado con las piedras milenarias crean una atmósfera atemporal e infinita a la vez.
Esta zona arqueológica es una de las joyas de la capital, pues se encuentra a 20 minutos del centro.
Lagunas de Chacahua
Dentro del Parque Natural que lleva el mismo nombre, este conjunto de cinco grandes lagos conforman un sistema de manglares que son hogar de una biodiversidad enorme. Una prueba de ello son las tres especies de tortuga marina de las siete que existen (laúd, carey y golfina) que llegan a estas costas a poner huevos. Sin embargo, un espectáculo que hace que valga la pena el viaje es quedarse hasta después del atardecer y presenciar el fenómeno de la bioluminiscencia en las orillas.
Este sitio se encuentra a una hora en coche desde Puerto Escondido.
Punta Cometa
En la mitad de la costa oaxaqueña, al sur del poblado de Mazunte (un destino conocido por su ambiente relajado y festivales de jazz), hay una montaña alargada que se clava en el mar separando las playas de Rinconcito y Mermejita. Este risco, bautizado como Punta Cometa, es considerado como un sitio sagrado y es una actividad obligada en un viaje a esta región. Gracias a su forma estrecha, es posible admirar el paisaje luminoso del amanecer por un lado y el atardecer por el otro lado de la colina.
Se puede llegar a pie desde Mazunte; se trata de una caminata de 20 minutos (hasta la cima) que se hace entre predios de tierra y vegetación.
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