No es ningún secreto que a México le gusta la fiesta. De norte a sur, durante todo el año, hay una infinidad de festivales, carnavales, conmemoraciones, fiestas patronales y eventos populares para el disfrute de locales y visitantes. Sin embargo, no hay celebración más importante (y más mexicana) que el Día de Muertos, esa gran manifestación cultural que honra a los que ya no están con ofrendas, altares, tapetes, desfiles, procesiones y visitas al panteón.
Una de los aspectos más especiales del Día de Muertos en México, es que permite explorar la diversidad y autenticidad que existe en las distintas regiones del país. Durante esta celebración —que se lleva a cabo de manera oficial el 1 y 2 de noviembre, pero que suele extenderse más días—, cada destino tiene su propia forma de recordar a los difuntos con una mezcla de tradiciones prehispánicas y rituales católicos. En honor a lo anterior, recopilamos los mejores lugares del país para vivir estas fechas de manera auténtica.
Estado de México
Desde 1932, Toluca es sede de la Ferie del Alfeñique, que reúne durante más de diez días a artesanos y vendedores de figuras representativas hechas a base de azúcar. Este gran evento se lleva a cabo en los portales del centro, y aquí se puede encontrar prácticamente todo lo que se necesita para montar un altar en casa, desde papel picado hasta decoraciones de cartón.
Las grandes protagonistas de este sitio son las creaciones de pasta de azúcar: calaveras, ataúdes, animales, platillos, cruces, huesos y hasta miniaturas de profesionistas. También hay todo tipo de antojos dulces, como frutas cristalizadas, chocolates, calabaza en dulce y galletas de piloncillo. Por su parte, Valle de Bravo es el escenario del Festival de las Almas, que reúne importantes propuestas musicales y culturales.
Oaxaca
En el Estado de Oaxaca, hay muchos destinos en el mapa que marcar debido a la gran variedad de festejos que hacen con motivo del Día de Muertos. Huautla de Jiménez, por ejemplo, es famoso por los Huehuentones, un grupo de músicos disfrazados de viejitos, que acuden al panteón, y a las casas del municipio, para dar inicio con las celebraciones.
Por su parte, Santa Cruz Xoxocotlán es famoso por sus comparsas —recorridos con baile, música, disfraces y mezcal— y San Agustín Etla por sus procesiones al panteón.
La capital oaxaqueña también es un gran lugar para pasar el Día de Muertos. Durante una semana, se llevan a cabo distintas actividades en el centro —concursos, proyecciones, conciertos— y los espacios culturales que lo rodean. No hay que dejar de visitar el Panteón General, que se ilumina con miles de velas, y la Biblioteca Margarita Maza de Juárez, donde se instala una gran exposición de ofrendas, provenientes de distintas regiones de Oaxaca.
Campeche
No todas las celebraciones del Día de Muertos son coloridas y vibrantes. En el caso de Pomuch, una población en el norte de Campeche, el vínculo entre los vivos y los difuntos se da de manera muy peculiar gracias a la “Limpia de Huesos”, un ritual de origen maya que se mantiene vigente a la fecha. Con la finalidad de que los muertos estén presentables para la ocasión, los habitantes de Pomuch se reúnen en el cementerio unos días antes del Día de Muertos, desentierran a sus seres queridos y proceden a limpiar sus huesos mientras comparten anécdotas e historias sobre sus vidas. Posteriormente, los huesos se depositan cuidadosamente en cajas de madera, cubiertos por una tela blanca que representa su vestimenta.
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Michoacán
Los pueblos de los alrededores del lago de Pátzcuaro, en el estado de Michoacán, son otros destino imperdible durante el Día de Muertos. Aquí es muy popular que las casas levanten ofrendas y decoren sus entradas con arcos de flores, frutas, panes y objetos personales de los que ya no están. Posteriormente, las familias se preparan para las procesiones hacia el panteón, que se dan entre música, baile y aroma a copal.
Una vez en el cementerio, todo se cubre de velas y flores de cempasúchil, traídas desde los campos de Tarímbaro y Copándaro. Hay fogatas para combatir el frío y las tumbas más adornadas atraen las miradas de los curiosos. Hay grupos musicales por montones y no faltan los tamales, el atole, el ron y el mezcal.
Ciudad de México
Uno de los lugares más especiales en la ciudad durante el Día de Muertos es, sin duda, el cementerio de San Andrés Mixquic, en la delegación Tláhuac. Nombrado “Barrio Mágico” debido a su gran tradición, aquí se llevan a cabo la famosa “Alumbrada” el dos de noviembre, que consiste en darle vida a la tumbas con flores y velas. También hay otras actividades, como el concurso de calaveras y declamaciones de poesía.
En los últimos años —y sí, gracias a la película de James Bond—, Reforma es sede de un espectacular desfile con carros alegóricos, catrinas y catrines. En cuanto a las ofrendas, siempre hay que hacerle una visita a la del Zócalo, la de la UNAM y la del Museo Casa Azul de Frida Kahlo.
Xochimilco es otro de los puntos con mayor concurrencia durante el Día de Muertos gracias a su trajineras decoradas e iluminadas con velas, que ofrecen recorridos nocturnos especializados en leyendas. También destaca la ya famosa puesta en escena de La Llorona, en el embarcadero de Cuemanco.
Huasteca Potosina
La celebración del Día de Muertos en la Huasteca Potosina —que comprende el norte de Veracruz, el sur de Tamaulipas y parte de San Luis Potosí, Puebla e Hidalgo— se conoce como Xantolo, un término de origen náhuatl que significa “Fiesta de las Ánimas”. Durante cinco días, esta región es pura fiesta en forma de desfiles, rituales, concursos, danzas (muchas de ellas dedicadas a los dioses agrícolas) y presentaciones culturales no sólo en los panteones, sino en los principales espacio públicos. Además, las ofrendas incluyen los platillos tradicionales de la Huasteca, como el zacahuil, los tamales y la fruta de horno. Dato curioso, según la creencia de esta zona del país, los muertos permanecen entre los vivos durante todo noviembre.
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Aguascalientes
Si bien este destino es mejor conocido por la Feria de San Marcos, el Día de Muertos es también una las principales fechas en su calendario de celebraciones. Inspirado en la obra de José Guadalupe Posada (originario de Aguascalientes), el Festival de las Calaveras se lleva a cabo durante diez días con más de 180 actividades distintas. Además de los concursos de altares y pan de muerto, las presentaciones musicales y los pabellones gastronómicos, el momento más esperado por todos los asistentes es sin duda el desfile de calaveras, que cuenta con más de 3,000 participantes con increíbles caracterizaciones.
¿Sabías que…?
En 2008, la celebración del Día de Muertos en México fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).