Entre la enorme variedad de climas y ecosistemas que existen en el país quizá predomina en el imaginario de las personas, la playa, la selva o los bosques. Pero la realidad es que, así como hay desiertos extremadamente áridos, también hay glaciares. Estas regiones se encuentran en lo más alto de las cimas y, por desgracia, cada año se vuelven más pequeños.
La historia de los glaciares en México se puede rastrear a hace unos 10 mil años, época en la que acabó la última era de hielo por la que ha pasado la Tierra. El director del Instituto de Geofísica de la UNAM, Hugo Delgado Granados, explica que en ese tiempo los bloques de hielo se instalaron en el Ajusco, en la Sierra Nevada y en la Sierra de las Cruces –al sur, poniente y oriente de la Ciudad de México, respectivamente–. El eventual derretimiento de estos glaciares provocó que se formaran los grandes lagos sobre los que se fundó la antigua ciudad de Tenochtitlán, y se desarrollara la historia del centro del país.
¿Cuáles son los glaciares en México hoy en día?
Hay que destacar que para que existan, los glaciares necesitan cierto tipo de clima y altura que casi no se puede encontrar en el territorio nacional excepto por tres cumbres: Iztaccíhuatl (5,240 metros), Popocatépetl (5,420 metros) y Citlaltépetl o Pico de Orizaba (5,670 metros).
En la montaña conocida como la mujer dormida existen actualmente cinco zonas glaciares: una en el pecho, otra en la panza y tres más en el lado suroriente. Parecen muchas, pero la realidad es que, debido a que el sitio está rodeado de –cada vez más– zonas industriales, el número de macizos de hielo ha disminuido; antes había 11.
El glaciar más abundante del país está en lo más alto del Pico de Orizaba y se llama Jamapa; es uno de los cinco que alguna vez hubo en este volcán. El hecho de que esté a una mayor altura retrasa su desaparición; aún así, Hugo Delgado calcula que le quedan entre 20 y 30 años de vida. Para analizar su estado hay una estación de monitoreo en esta montaña.
El caso del Popocatépetl es peculiar, pues a pesar de contar con la altitud suficiente para albergar hielo, no tiene glaciares. En el pasado sí, pero tras la erupción del volcán en 1994, el material volcánico y las cenizas provocaron que la nieve se derritiera constantemente y el glaciar terminó por desaparecer. En 2001, la comunidad científica del país lo declaró extinto.
Qué hace a un glaciar un glaciar
Los glaciares son, en términos muy básicos, nieve tan compacta que no tiene aire en su composición. Para que se mantenga como tal debe de haber condiciones específicas de temperatura –que en la región polar pueden estar a nivel del mar, mientras que en el Ecuador están a los 5 mil 700 msnm. Delgado Granados explica también que una de sus características recae en que su tamaño varía: en épocas de calor se derriten y con el frío van creciendo con ayuda de la caída de nieve, granizo y ventisca.
El medio ambiente depende en parte de la existencia de estos enormes hielos. Su presencia ayuda a regular la temperatura, pues su color banco hace que los rayos del sol se reflejen y no se absorban en el suelo, lo cual trae calor. Asimismo, que los glaciares se derritan no es malo, sino todo lo contrario, ya que el agua del deshielo alimenta a los mantos acuíferos. La diferencia viene cuando el ritmo de derretimiento rebasa el ritmo de recuperación del hielo, que es cuando estos paisajes helados desaparecen.
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Foto de portada: Nick Moyes / Wikimedia Commons
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