Si la Tierra tuviera una manera de enseñarnos su fuerza y su potencia, sería a través de los volcanes; esos orificios por donde sale, a presión, el magma que arde debajo de nuestros pies. En el mundo hay alrededor de 500 activos, de los cuales el 75% se ubica en el Cinturón de Fuego del Pacífico.

Y aunque parece que los hemos visto todos (o de menos los especialistas), es reconfortante anunciar que se ha descubierto el volcán más grande de la Tierra. Este mes un estudio, llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Hawaii, advirtió sobre las extensiones reales del Pūhāhonu, una masa de basalto que surgió del suelo marino, cuya cumbre se asoma sobre las olas azules del Pacífico, y el resultado fue el volcán de escudo más enorme que hayan visto los humanos.

Un volcán debajo del agua

Hay una historia curiosa detrás de este gran hallazgo. En 1974 se hizo una investigación para averiguar cuál era el volcán más grande y el título se lo llevó el Mauna Loa en la isla de Hawai’i. En esa época hubo quienes sostuvieron que el Pūhāhonu debía llevarse el título, pero los investigadores no contaban con evidencia suficiente para demostrarlo.

Ahora, 46 años después, este grupo de vulcanólogos y oceanólogos se dispusieron a analizar el suelo marino y las rocas e hicieron mapeos del relieve. Sus conclusiones fueron apabullantes; calcularon que la masa del Pūhāhonu es el doble que la del Mauna Loa.

volcanes en hawai

Imagen: Michael Garcia.

Este volcán de escudo se ubica en el mar del archipiélago y su base descansa, desde hace aproximadamente 14.1 millones de años, sobre el suelo marino. Irónicamente lo único que se puede ver de esta estructura son dos rocas que sobresalen del agua llamadas Gardner Pinnacles. De hecho, aunque nos sumergiéramos, sólo podríamos apreciar una tercera parte de los 4 mil 500 metros de su totalidad, ya que el resto se encuentra debajo de sedimentos y corales que se han formado a lo largo de miles y miles de siglos.

Con la publicación del estudio, el investigador principal Michael Garcia expresó respecto al volcán que “deberíamos llamarlo por el nombre que le han dado los hawaianos, más que por su nombre occidental”. Así, se espera que estas rocas reciban cada vez más el apodo Pūhāhonu, que en la lengua nativa significa tortuga que asciende a respirar.

gardner pinnacles en hawai

Gardner Pinnacles. Foto: NOAA.

¿Qué son los volcanes de escudo?

Este tipo de formaciones volcánicas se caracteriza por tener una forma más ancha que alta. Debido a que la lava que sale de sus cráteres es muy líquida y muy caliente, esta escurre cuesta abajo; por el contrario la lava de los estratovolcanes, como el Popocatépetl, se enfría enseguida y forma capas que dotan al volcán de su emblemática forma cónica.

Este tipo de estructuras naturales se encuentran a menudo en Hawái, aunque también se pueden apreciar en las islas Galápagos y hasta en el Mar de Cortés; en cuyo golfo está la Isla Tortuga, la cual es en sí un volcán de escudo y, vista desde el aire, presume una caldera (una depresión en el terreno) de 1 km de ancho.

isla tortuga mar de cortés

Foto: Santiago Arau / Twitter

Pūhāhonu, parte de un monumento marino

Al noroeste de las islas de Hawái se encuentra el Monumento Marino Nacional Papahānaumokuākea, un parque protegido que es Patrimonio de la Humanidad y que tiene una superficie más grande que todo Perú. En sus decenas de islotes, atolones, arrecifes y barras arenosas viven numerosas especies endémicas de peces, corales, aves, mamíferos y miles de variedades de plantas tropicales.

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Atolón Kure.

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Foto de portada: Buzz Andersen / Unsplash

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