Kew Gardens, un oasis en Londres que reúne las flores del mundo
Un escape de la capital inglesa con más de 130 hectáreas de naturaleza.
POR: Loyda Muñoz
La capital inglesa tiene un sinfín de atractivos, desde majestuosos teatros victorianos hasta la mejor selección de comida callejera. Sin embargo, una opción no tan urbana y que va más allá de fotografiar edificaciones y probar restaurantes son los los Kew Gardens.
Se trata de un lugar casi mágico que no sólo reúne la vegetación local sino que exhibe y conserva las especies de alrededor del mundo. Ubicados a sólo 30 minutos del centro de Londres, los Royal Botanic Gardens Kew son uno de los bosques más grandes del mundo, con 134 hectáreas, 14 mil árboles y un Patrimonio de la Humanidad, de acuerdo con la UNESCO.
Lo que comenzó como un pequeño patio
Fue creado en 1759 por la Princesa Augusta como un jardín privado para la Familia Real. Con el paso del tiempo, este jardín —que apenas medía 4 hectáreas— se convirtió en una de las atracciones más bellas en Londres, gracias a que reúne flora exótica con recintos que destacan por su belleza, por su inspiración o por la época en la que fueron construidos.
Hoy en día, los jardines tienen piezas arquitectónicas que dialogan con la naturaleza sin ser invasivas. Es el caso de un puente de 200 metros que recorre una sección del jardín desde las alturas, la Gran Pagoda –una torre de 10 pisos, recién remodelada, que se inspira en la arquitectura budista– o bien, la Casa de la Palmera, un invernadero con estilo victoriano y con algunas especies en peligro de extinción.
Para visitantes y científicos
Por su parte, este recinto también alberga uno de los dos centros más importantes de estudios botánicos. Entre la maleza casi infinita de Kew Gardens, se esconden pequeños edificios en los cuales científicos especialistas trabajan con un propósito claro: hacer conciencia sobre la importancia de la flora y los hongos en nuestra cotidianidad.
Esta gran dedicación a preservar la flora ha hecho que este jardín crezca tanto. Los investigadores han plantado ejemplares únicos, como el aro gigante, la flor más grande del mundo con un peso de 90 kilos –y que está en peligro de extinción–, y sobre todo, especies de hongos.
Este lugar es ideal para escapar del bullicio de Londres, andar en bici o simplemente caminar entre los árboles. Hay visitas guiadas sin costo que permiten conocer los rincones más especiales de Kew Gardens y, como un extra, conocer la importancia de los distintos ecosistemas en las grandes ciudades.
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