En Francia, como en gran parte del resto de Europa, la vida rural está cobrando cada vez más fuerza. No sólo la gente compra propiedades en los pueblos, sino que estos también atraen más a los turistas. Un ejemplo magnífico es Hunspach, un pueblito pintoresco y solitario que en los últimos tiempos se ha puesto de moda entre los franceses citadinos más reservados y sofisticados.
Ubicado en la región de Alsacia, apenas a 10 km de la frontera con Alemania, Hunspach es un poblado histórico que no alcanza los 700 habitantes. Está enmarcado por el Parque Natural Regional de los Vosgos del Norte al oeste y por el río Rin al este.
Si bien, hasta ahora, sus calles son tranquilas, la población local se prepara para un auge, ya que recientemente este destino se convirtió literalmente en el preferido de los franceses. Esto fue posible gracias a una encuesta televisiva titulada Le Village préféré des Français, la cual se lleva a cabo desde 1982 y tiene bajo su paraguas a 159 pueblos en 14 regiones del país que destacan por su historia, arquitectura, patrimonios, paisajes y el art-de-vivre que predomina entre sus residentes. En esta edición el ganador fue Hunspach, seguido por Les Anses d’Arlets, en la isla caribeña de Martinica, y Ménerbes, en el corazón de la Provenza-Alpes-Costa Azul.
Foto: Ralph Hammann / Wikimedia Commons
¿Por qué Hunspach fue el ganador?
De los miles de pueblos en la nación francesa, la opinión pública volteó a ver a las colinas de Alsacia y a las callecitas de Hunspach. Este título provino de sus caminos bordeados por casitas de adobe de color claro que relucen un entramado de madera oscura y cuyos techos, a dos aguas, están recubiertos de tejas. La mayoría de estas viviendas se construyeron entre los siglos XVIII y XIX.
Estas casas tienen vidrios especiales que hacen posible que los habitantes vean hacia fuera pero que los transeúntes no puedan asomarse al interior. Esto para que luzcan las ventanas abiertas con sus postigos de madera blanca o natural. Por otro lado, los alféizares están decorados con macetas de geranios de color rojo intenso.
Por el lado histórico, uno de los grandes atractivos de Hunspach es el Fuerte de Schoenenbourg. Esta fortaleza, edificada entre 1931 y 1935 –cuyo acceso es gratuito–, forma parte de la Línea Maginot, un término que hace referencia a una serie de estructuras alineadas ubicadas en la frontera de Francia con Bélgica y Luxemburgo, desde Alsacia hasta la región de Ardenas
Fuerte de Schoenenbourg. Foto: Wikimedia Commons
Cultura alemana en un pueblo francés
La historia de Alsacia es por demás compleja, pues a lo largo de los siglos ha pasado por numerosas coronas y poderes. De formar parte del Imperio Romano pasó a manos de los carolingios. Luego, tras la Revolución de 1789, se integró a Francia, no obstante a finales del siglo XIX se anexó al Imperio Alemán. Terminada la Primera Guerra Mundial regresó a territorio franco, pero volvió por segunda vez a Alemania durante la Segunda Guerra, hasta que en 1945 se volvió a integrar a Francia definitivamente.
Dicho eso, no es raro encontrar guiños a la idiosincrasia germana en la vida cultural del pueblo. Un ejemplo de ello es el mercado navideño –un imperdible en cualquier viaje a Alemania durante el invierno–, en el cual aparecen personajes como Hans Tapp, un ser siniestro que acompaña a San Nicolás cada 6 de diciembre, o el Christkindl, el niño Jesús, con su apodo en dialecto alemán.
Foto: Ralph Hammann / Wikimedia Commons
¿Te gustó esta nota? Suscríbete a nuestro newsletter aquí para tener acceso a todo el contenido de Travesías.
Foto de portada: Laur Phil / Flickr
***
También te recomendamos:
Barcelonnette: un pueblo mexicano en Francia
Buenas noticias: un siglo después, apareció un lobo gris en el norte de Francia
Los pueblos más románticos e inadvertidos de Europa
