Atmex, Destinos, México, Veracruz

Cómo surfear en las impresionantes dunas de Veracruz

Sus inclinadas pendientes son perfectas para practicar sandboarding.

POR: Paola Gerez Levy

Si uno piensa en Veracruz, probablemente le venga a la mente un famoso café lechero de La Parroquia o el largo malecón que va a la par de las olas. Pero si se mira un poco más allá de los límites de la ciudad aparecerán las dunas del Sabanal, ubicadas al norte de la playa de Chachalacas. Este sitio no solo resalta por su belleza natural, sino que captó la atención de los aventureros como un destino ideal para hacer sandboarding.

Este extravagante paisaje –de hace más de 10 mil años– se encuentra sobre la costa del Golfo de México y se conforma de unas 550 hectáreas de pura arena; no en forma de playa sino en enormes montañas. Debido a su cercanía al mar están compuestas por arena oscura y húmeda, a diferencia de las del desierto seco. Y es precisamente su consistencia maciza la que permite que sus pendientes no se desvanezcan con el viento.

Además de Veracruz, hay dunas en Chihuahua y Sonora.

Dado que uno se encuentra rodeado de dunas, la vista se reduce a dos colores: el ocre de la tierra y el azul del cielo. Por el contrario y sobre la parte alta, el panorama es incomparable: un tapete arrugado de arena, el mar infinito e incluso zonas de intensa vegetación verde en el límite de las dunas.

Un paraíso para surfear en la arena

Subir a las cumbres a pie siempre es una opción, aunque también se puede realizar a caballo, a bordo de una cuatrimoto o en un coche 4×4. Si bien los vehículos no tienen mayor problema ascendiendo la duna, lo recomendable para quienes caminan es tomar un tramo diagonal que disminuya la inclinación –y el riesgo de resbalar de regreso–.

Un truco es seguir los caminos que ya están marcados sobre la arena.

Cualquier época del año es apta para una escapada a las dunas del Sabanal.

Una vez en el punto más alto, lo obligado es intentar hacer sandboarding, una disciplina ideal para los amantes de la aventura y la adrenalina. Así como en la nieve, consiste en dejarse deslizar duna abajo con los pies colocados sobre una tabla lisa. El punto clave es recargarse sobre los talones e ir balanceando el peso hacia las puntas –pero no demasiado porque es ahí cuando caemos–. Uno puede ir tan rápido como quiera, pues la velocidad se modera haciendo curvas en lugar de descender en línea recta.

Tras escalar y deslizarse por las dunas del Sabanal decenas de veces, no es garantía salir de ahí en las mismas condiciones en las que se entró. Para sacudir el exceso de arena de la ropa y el pelo, lo ideal es bajar hasta la playa de Chachalacas  y nadar un rato en las aguas tranquilas del Golfo de México.

Se aconseja llevar unos goggles para evitar que la arena suelta entre a los ojos.

Cómo llegar a las dunas del Sabanal

Partiendo de la Ciudad de México hay dos opciones, ya sea vía Veracruz o Xalapa. De la capital veracruzana, el trayecto hasta las dunas es de una hora y media, y desde el puerto, de una hora. Lo esencial es llegar al pueblo de Úrsulo Galván –donde se tiene acceso a diversos prestadores de servicios–. Desde dicha localidad, las dunas quedan a solo cinco minutos de camino.

Foto de portada: Mario Paredes / Flickr

***

También te recomendamos:
Sobre la nube de arena del Sahara que cruzó el Atlántico y llegó a México
El lobo gris mexicano (y otras razones para viajar al desierto)
El café está en peligro de extinción y viajar podría salvarlo

 
Array
  • Compartir

Especiales del mundo

Las Vegas Stylemap

Una guía para conocedores