La gran mayoría de las personas que se ha sumergido a bucear puede asegurar que las vistas marinas más impresionantes son los arrecifes de coral. Estos ecosistemas se pueden ver en diversas regiones del mundo, desde Australia hasta el Mar Rojo, o Florida. México no es la excepción, pues el pasado 20 de julio se descubrieron nuevos arrecifes en las aguas del Golfo de México.
Los investigadores del Tecnológico Nacional de México, campus Boca del Río, realizaban una serie de misiones en busca de estructuras desconocidas en el fondo marino hasta que, por azar, dieron con 1.100 hectáreas de colonias de corales. El hallazgo fue de cinco arrecifes en las costas del norte de Veracruz, entre Túxpam y Tampico, en las inmediaciones del Parque Nacional Sistema Arrecifal Veracruzano.
El más grande es el de Piedras Altas (en la desembocadura del río Tecolutla), con una superficie comparable con la de Central Park en Nueva York. Por otro lado, Corazones (a un lado de la laguna Tamiahua) es el más largo, con una extensión de cinco kilómetros.
Los científicos trabajaron junto con la unidad de posgrado de la Universidad Veracruzana y el Centro Mexicano de Derecho Ambiental. Ahora, para ellos el siguiente paso es conseguir que los arrecifes de coral se declaren como área natural protegida, dado que en la región se realizan muchos trabajos de extracción petrolera y pesca.
Se pueden ver a una profundidad de entre ocho y 40 metros.
Los corales, el equilibrio de la vida marina
Los corales funcionan de una manera un tanto peculiar: pese a que son clasificados como animales, se trata de una especie colonial. El pólipo de un coral –el cual puede tener un diámetro entre 1 y 40 milímetros– se compone de miles de organismos pequeños llamados zooides. Lo fascinante de los corales es que su apariencia siempre está en constante cambio, pues en cada temporada de reproducción los genes de todos los corales se combinan y generan colonias únicas.
Además de brindar hermosos paisajes acuáticos, los arrecifes de coral –que evolucionaron hace más de 500 millones de años– tienen un papel fundamental en el ecosistema marino: ayudan a reducir el impacto ambiental ante fenómenos como huracanes y brindan protección a especies pequeñas como peces, morenas, esponjas o pulpos.
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