En la naturaleza nada es estático, todo está en constante movimiento. Las ballenas nadan de un mar a otro, las aves migran y de tanto en tanto aglomeraciones masivas de polvo cruzan océanos enteros. Y aunque un grano de arena es insignificante, si se junta con millones tiene un poder inusitado. De hecho, hace unas semanas esta fuerza se manifestó del otro lado del mundo, cuando el viento levantó una nube arenisca en Sahara y la trajo hasta México.
A este fenómeno se le conoce como Capa de Aire Sahariana y no es algo fuera de lo común, pues es parte de un ciclo que se repite cada año en la temporada veraniega. Es importante no confundir dicho suceso con las tormentas de arena. Aquí la capa de aire viaja por la atmósfera media, a una altitud de entre dos y cinco kilómetros.
Polvo del Sahara llegando a la península. Su mayor concentración será hoy y mañana.
Desde el atardecer de hoy podremos ver su combinación con los rayos solares.
¿Ya tienen listas las cámaras? pic.twitter.com/1dvgyMFA0N
— Meteorología Yucatán (@ClimaYucatan) 22 de junio de 2019
Del Sahara para América
El origen de la arena que llegó a México se rastreó en el desierto más grande del mundo. Sin embargo, en la nube conviven partículas que se sumaron en el norte de África, en la Península Arábiga y en Asia central y oriental. Una vez del otro lado del Océano Atlántico –después de un viaje de cinco mil kilómetros– la nube se dispersó. Una parte cayó en la cuenca del Amazonas en Brasil, otra en algunas islas caribeñas y una porción en México.
En el país, algunas partes de la Capa de Aire Sahariana se estancaron en la costa debido a que la Sierra Madre Oriental frenó su paso hacia el centro del país. Por otro lado, las regiones en donde se dejó ver el fenómeno fueron la Península de Yucatán, el Caribe, las costas del Golfo de México e incluso grandes ciudades como Monterrey.
Si bien es inevitable que con este fenómeno el aire se contamine de manera natural, en lo general no presenta mayores amenazas a la salud. Es posible que los niveles del Imeca aumenten cinco puntos, pero esto es pasajero. Aún así cuando ocurre siempre es prudente (sobre todo para la población sensible) tomar precauciones como evitar estar mucho tiempo en el exterior y procurar mantener ventanas y puertas cerradas.
La cara positiva de la arena del Sahara
Durante esta temporada, pareciera que la arena está omnipresente en la atmósfera, y eso trae un par de ventajas para el clima. La concentración de partículas en el aire actúan como un filtro que absorbe el calor y la radiación del sol antes de que llegue a la superficie.
Por otro lado, la Capa de Aire Sahariana es un obstáculo para la formación de tormentas. La nube de arena es extremadamente árida y eso seca un poco la atmósfera y evita que se acumulen las nubes que originan diluvios, depresiones tropicales e incluso huracanes.
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