Estos días de encierro han sido ideales para los amantes de la lectura, una excelente oportunidad para ponerse al corriente con libros pendientes o para ampliar los horizontes literarios. No obstante, la experiencia de las letras va más allá de las obras; está también en los sitios que contienen estas publicaciones. En las bibliotecas y en todos los recintos que se encargan de preservar el legado en papel de cientos de años, culturas, idiomas y tradiciones.
El conocimiento a través de las libros ha sido parte de la vida humana desde tiempos inmemorables. Prueba de ello es la Biblioteca de Alejandría, que abrió sus puertas hace 2 mil 300 años para, literalmente, juntar toda la sabiduría del mundo en un solo lugar. Tristemente, este sitio se incendió y perdió sus 500 mil pergaminos.
En honor a aquellos espacios que nos permiten hacer un viaje al pasado y conocer el mundo de los manuscritos y el conocimiento ancestral, hemos seleccionado cinco bibliotecas que han visto siglos de historia pasar frente a sus puertas y que, además, resguardan colecciones invaluables.
Biblioteca Palafoxiana
Puebla, México
En una esquina de la ciudad hay una construcción barroca, de fachada de ladrillos con mosaicos de talavera incrustados, que hace siglos fungió como el Colegio de San Juan. Fundada en 1646 y considerada la más antigua del continente, esta biblioteca comenzó con un acervo de 5 mil libros del obispo poblano Juan de Palafox y Mendoza. Ahora, aquí se resguardan cerca de 45 mil volúmenes que recorren desde el siglo XV al XX. También se pueden encontrar publicaciones en mixteco, latín, griego y otros 11 idiomas de temas como medicina, derecho o hagiografía (el estudio de la vida de los santos). Además, el recinto cuenta con nueve obras incunables, es decir textos materializados antes del año 1500.
Real Gabinete Português de Leitura
Río de Janeiro, Brasil
Esta ciudad fue la capital de Brasil desde el siglo XVI hasta 1960, por lo que aquí se pueden ver numerosos vestigios del antiguo Imperio. Un ejemplo es este recinto de estilo neomanuelino (una corriente famosa en Portugal inspirada en el renacimiento gótico) de fachada de caliza. Su interior está lleno de detalles de madera y oro, y en el centro cuenta con un enorme candelabro de metal. Por su parte, los libros están dispuestos en estantes en las paredes a lo alto de tres niveles. Su acervo ya casi alcanza los 400 mil títulos y representa la colección de obras en portugués más grande fuera de Portugal.
Biblioteca de la Abadía de San Galo
San Galo, Suiza
Dentro de un famoso Patrimonio de la Humanidad se encuentra una de las bibliotecas más antiguas de toda Europa. La colección, del entonces llamado Fürstabtei Sankt Gallen, comenzó a hacerse en el año 820 con manuscritos religiosos. Pasaron los siglos y llegó la imprenta, entonces los libros de la abadía se trasladaron, en el siglo XVIII, a un nuevo espacio estilo rococó con pinturas florales en los techos y dos pisos –el segundo es solo un pasillo que recorre el perímetro, pero que tiene impresionantes balcones con vista a la planta baja–. Dentro de esta inmensa cantidad de libros destacan obras de ciencia y cultura occidental, así como el primer plano arquitectónico plasmado en un pergamino.
Al-Qarawiyyin
Fez, Marruecos
Si bien este sitio se remodeló entre 2012 y 2016, está en pie desde el año 859 cuando era una mezquita a la que, en el siglo X, le añadieron una universidad y una biblioteca. Esto se debió en gran parte a Fatima El-Fahriya, estudiante de esa misma escuela. Este lugar está lleno de imponentes arcos blancos, un tejado esmaltado color esmeralda, suelos de mosaico y hasta fuentes; en su interior hay una de las colecciones bibliográficas más importantes y valiosas del mundo islámico. Entre sus cuatro mil manuscritos, destaca un Corán del siglo IX escrito con caligrafía cúfica (precursora de la escritura árabe) que conserva su encuadernado original.
Biblioteca Saraswathi Mahal
Thanjavur, India
Esta es la biblioteca medieval más antigua de Asia. Dicho recinto resguarda libros desde el siglo XVI, cuando reinaban los reyes Nayak en la región. Desde ese entonces, dicha colección ha crecido hasta incluir unos 60 mil ejemplares enfocados en temas como literatura, música o medicina ayurvédica. Aquí también se albergan más de un millón de manuscritos, tanto en papel como en hojas de palma –la mayoría de estos últimos en idioma tegulu–, que están dibujados en diversas caligrafías. Un detalle que le da el nombre al sitio es una estatua de Sarasvati, la diosa hindú del conocimiento.
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Foto de portada: Ivo Rainha
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