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Los 52 objetos rituales que están en el fondo del Lago de la Luna en el Nevado de Toluca

Esto representa el primer archivo arqueológico in situ para bienes culturales sumergidos del país.

POR: Paola Gerez Levy

A primera instancia, al escuchar el concepto de piezas prehispánicas, nuestra mente va directo a los sitios arqueológicos y a los museos de sitio que albergan miles de objetos preciados en todo el país. Sin embargo, el patrimonio precolombino de México también se encuentra bajo el agua. Un fenómeno que se puede contemplar en los cenotes de la Península de Yucatán y en el centro del país, concretamente en uno de los lagos del Nevado de Toluca, en donde el 5 de marzo de este año se inauguró el primer archivo arqueológico in situ para bienes culturales sumergidos.

Una ofrenda acuática en el Nevado de Toluca

Dicho archivo consiste de 52 objetos rituales que se devolvieron a su lugar de origen: el suelo del Lago de la Luna, uno de los dos ojos de agua inundados en el cráter del Nevado de Toluca, a 4 mil 216 msnm. Aquí lo fundamental es que no se sumergieron al azar, sino que tuvieron que pasar 13 años de estudios tras su descubrimiento en 2007 para que el equipo de investigadores, liderado por la arqueóloga Iris Hernández Bautista, averiguara el pasado de dichos objetos.

Entre los artefactos hay algunos ejemplares esféricos, del tamaño de una bola de béisbol, y cónicos. Todos están fabricados con resina del copal santo, uno de los árboles que crece ahí gracias al clima frío que hay en la cima del Nevado de Toluca, donde la temperatura promedio anual es de tres grados centígrados.

Foto: Alberto Soto/SAS-INAH

La teoría es que estas piezas fueron depositadas en este lago por sacerdotes, un tipo de nobleza prehispánica que creía que los cuerpos de agua eran un sitio sagrado para pedir abundancia a los dioses. Esto no es casualidad, pues incluso los antiguos pobladores acudían a este volcán extinto para obtener agua fresca y alimentos.

¿Cómo preservar piezas prehispánicas en el Lago de la Luna?

Una vez que los artefactos fueron restaurados y catalogados, los especialistas los pusieron en un contenedor diseñado especialmente para esta ocasión. Una estructura que se depositó en el fondo del Lago de la Luna y que permite el paso del agua y del sedimento, pero que impide que las capas de resina se separen.

Esto no es el fin de los estudios: ahora los arqueólogos se fijarán en cómo el material se readapta a las sustancias y a la temperatura del lago después de ser enterradas. Asimismo, el contenedor cuenta con mecanismos para que pueda recuperarse en el momento que sea necesario echar un vistazo a las piezas.

Foto: Iris Hernández/SAS-INH

Los matlatzincas, cultura nativa del Valle de Toluca

Una de las primeras acciones que realizaron los especialistas cuando se encontraron estos objetos rituales fue averiguar cuándo se crearon. Para establecer su origen se utilizó una prueba de datación por carbono 14 que los ubicó entre los 1216 y 1456. Estas fechas coinciden con la presencia de los matlatzincas en el Valle de Toluca. Este nombre se puede traducir como pueblo de la red en náhuatl; posiblemente hace alusión a la cultura pesquera que había en la región, pues hace 500 años, el Valle de Toluca, al oeste de la Ciudad de México, estaba lleno de lagos.

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