La pandemia del COVID-19 ha demostrado, una vez más, que el arte es una gran herramienta para generar resiliencia en épocas de crisis. En los momentos más complejos de la historia, la gente ha tenido que apropiarse de espacios poco comunes para expresarse: en tiempos de censura algunos acudieron a los sótanos y en crisis como esta en la que las personas necesitan estar en casa, para generar ruido los creativos se han refugiado en sus propios edificios. Ese fue el caso en Teherán, Irán.
Mientras el internet y las redes sociales se han llenado de iniciativas como el reto de recrear obras de arte con lo que hay en casa, tomar cursos que imparten los museos más importantes del mundo o sintonizar conciertos, existen otros fenómenos locales que, sin pretensión de volverse virales, han trascendido sus comunidades y han llamado la atención de todos gracias a su naturaleza honesta y humanitaria. Un ejemplo de esto sucedió hace pocos días cuando un grupo de músicos iraníes cambiaron los escenarios por azoteas y las butacas por ventanas.
Azoteas musicales en Irán
Irán ha sido uno de los países más afectados por el COVID-19. Debido a la crisis sanitaria del coronavirus, los espacios culturales han sido cerrados temporalmente. Esta situación ha orillado a artistas a buscar otras maneras de compartir sus talentos. Recientemente una serie de músicos se apropiaron de las azoteas de sus edificios; entre tinacos de agua, antenas oxidadas de televisión y grafitis, tocaron sus mejores piezas para una Teherán vacía y hambrienta de cultura.
A continuación, una muestra de la música iraní, interpretada por los mismos músicos que seguirán tocando desde sus azoteas, hasta que todo esto pase.
Behrad Soukhakian
Shiva Abedi
Farideh Srsangi
Kaveh Ghaffari
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Qué ver en Teherán
Palacio de Golestán
El centro histórico de Teherán, la capital de Irán, alguna vez estuvo protegido por una muralla. Ahí se encuentra el Palacio de Golestán, que aunque en el siglo XIX fue una residencia real, actualmente es un museo. Dicha construcción integra ocho edificios y es un ícono de la era Qajar. Se trata de un verdadero monumento arquitectónico donde la tradición iraní (caracterizada por el uso de arcos, cúpulas y un sinfín de detalles geométricos) se fusiona con estilos europeos como el barroco. Además, dentro del recinto existen jardines exuberantes y albercas.
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