Cusco, esa ciudad que descansa sobre un valle entre los picos de la cordillera de los Andes, es un santuario de colores, sabores y vistas panorámicas desde hace más de siete siglos. Año con año, esta localidad, de aire ligero y clima templado, llama la atención de millones de viajeros que se adentran en la naturaleza peruana para descubrir su historia y su significado.

Cusco es Patrimonio de la Humanidad desde 1983 por la UNESCO.

Junto con Damasco, Atenas o Biblos, Cusco es una de las ciudades que han estado habitadas de manera continua; aunque el Imperio Inca se instauró alrededor del siglo XIII, la actividad agrícola y artística se remonta a unos milenios antes de que Machu Picchu se edificara.

Desde el inicio de los tiempos hasta hoy

Fue en 1533 cuando los exploradores españoles, liderados por Francisco Pizarro, llegaron a esta ciudad, entonces gobernada por Pachacútec. Se trataba de la capital del imperio Inca, una urbe de unos 200 mil habitantes y sede de las actividades religiosas y administrativas vitales en el territorio, que se extendía a territorios de lo que hoy conocemos como Ecuador, Chile, Bolivia y Argentina.

Un año después, esta civilización se fundó bajo el nombre de Cusco; sin embargo, el peso político se degradó paulatinamente cuando la capital se estableció en Lima. Entonces, Cusco floreció como un destino lleno de calles empedradas, casitas con balcones de madera y colores por todos lados, incluso en su bandera; hasta los trajes y listones que portan las llamas que caminan por las banquetas.

Foto: Adrián Dascal.

Para conocer Cusco

Siempre es buena idea visitar Saqsaywamán, una antigua fortaleza ceremonial elevada con vista al valle, al norte de Cusco. Se puede llegar en auto, aunque caminar un kilómetro de subida hace que la experiencia sea mucho más vivaz. Por otro lado, si lo que se busca es entender la arquitectura inca y su historia, lo ideal es solicitar un recorrido guiado, impartido por los locales, quienes explican el significado de las rocas acomodadas en zigzag sobre la llanura.

Otro punto de interés Qorikancha, también conocido como el Templo del Sol. En tiempos precolombinos, este sitio estuvo cubierto de hojas de oro hasta la llegada de los españoles, quienes dejaron las paredes en roca desnuda durante el periodo de colonización.

Saqsaywamán.

Hablando de rocas, sobre la calle Hatunrumiyoc existe un muro que llama bastante la atención por sus trozos de granito y roca volcánica, labrados de forma angular y precisa, embonado todo entre sí. Se le conoce como la Piedra de los 12 Ángulos, catalogada como Patrimonio Cultural de la Nación del Perú dadas sus características, que reflejan el conocimiento inca en torno a la construcción.

Las maravillas de los Andes

Cusco tiene muchas formas de presentarse ante los viajeros. Los que se inclinan hacia la aventura y las actividades al exterior, no pueden dejar de lado el Camino Inca, un recorrido de cuatro días a pie y durmiendo en campamentos, que atraviesa senderos espectaculares. La ruta parte de Cusco, pasa por Chinchero, Urubamba, Ollantaytambo, Pisaq y culmina en las ruinas de Machu Picchu. Quienes prefieren algo más cómodo, es bueno saber que también se puede llegar a bordo del Inca Rail, que hace parada en Cusco y sube al sitio arqueológico entre vistas panorámicas.

El lado gastronómico de Cusco también tiene mucho por ofrecer. Mientras que algunos se preocupan en reservar una mesa en el restaurante Chicha, del célebre cocinero peruano Gastón Acurio, otros optan por pasear por la Plaza de Armas en el centro y comer en cualquier establecimiento que ofrezca cuy asado, el platillo insignia de la región.

Machu Picchu. Foto: Mariana Castro.

Foto: Mariana Castro

La arquitectura juega un papel importante en la definición de la ciudad. Y es que en sus construcciones se entrelazan los estilos andino, barroco e incluso hasta el mudéjar o el churrigueresco, dando paso a combinaciones eclécticas y maravillosas. Un ejemplo de ello es la Catedral, sobre la Plaza de Armas, cuyo interior está cubierto de oro extraído de los templos incas.

Por último, quien quiera conocer de las culturas prehispánicas de la región puede visitar el Museo de Arte Precolombino, el cual exhibe objetos artísticos que van hasta los 3000 años de antigüedad. Se encuentra en la Casa Cabrera, una edificación de más de cinco siglos y que, antes de ser un recinto cultural, fungió como monasterio, orfanato y como escuela para los hijos de la nobleza.