Se dice que el camino Inca a Machu Picchu es una de las mejores caminatas del mundo gracias a su final de ensueño: la llamada “Puerta del Sol” (Intipunku), el antiguo ingreso principal del milenario poblado. Llegar a dicho punto, ubicado a más de 2700 metros sobre el nivel del mar, es como tocar el cielo en su máximo esplendor después de un recorrido agotador, sí, pero totalmente gratificante y plagado de emociones.
Esta aventura entre montañas, valles y bosques nubosos reafirma lo que decenas de investigaciones científicas sugieren: las persona son mucho más felices tras completar una misión que en algún momento creían imposible o que surgió como un desafío inesperado. Y es que si viajar puede enseñarnos nuevas maneras de ver la vida, alejarnos de la zona de confort para enfrentar otras realidades puede salvarnos.
¿Por qué Machu Picchu?
Esta mítica ciudad se ubica entre la montaña Machu Picchu y la Huayna, ambas rodeadas por el cañón del río Urubamba y la cordillera de los Andes, en el límite con la selva del Amazonas. Las construcciones que prevalecen en la zona son únicas en el planeta y encierran uno de los misterios más grandes de la antigüedad pues todavía no se logra descifrar cómo es que se pudo hacer una obra tan imponente para aquellos tiempos (1438).
Según se cuenta, los incas se establecieron ahí por tratarse de un lugar en el que los humanos podían cargarse de energía. Es más, algunas personas aseguran que entre los vestigios se encuentra un campo electromagnético único, parecido al kundalini (energía intangible según el hinduismo).
Lo que no es de extrañarse es que la ruta Inca permita adentrarse al autoconocimiento a través del turismo vivencial; cuando una persona experimenta múltiples sensaciones al sortear distintos momentos, que van desde la relajación extrema, cansancio, esfuerzo y, por supuesto, victoria; sin olvidar la sorpresa ante lo desconocido y el camino hacia la realización. Todo esto, bajo uno de los marcos naturales más bellos del mundo.
La ruta a pie
El recorrido a pie se hace, en promedio, en cuatro días, partiendo de las montañas del Valle Sagrado (en el que hay comunidades que se dedican al arte textil) rumbo al “bosque nuboso”, ubicado al pie de las montañas del Machu Picchu. El paseo incluye la posibilidad de apreciar algunas de las estructuras más fascinantes de la civilización antigua: los vestigios en Patallacta, Runkurakay, Sayacmarca o Phuyupatamarca. Además, entre los poblados se pueden visitar el Palacio de Tupac y las Salinas de Maras.
Cabe destacar que los senderos de la montaña Huayna constituyen una de las caminatas cortas más asombrosas que existen en el mundo; estos fueron construidos entre las paredes del volcán y acantilados, a cientos de metros por encima del río Urubamba.
Foto de portada de tumyhouseollanta
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