Cada vez hay más fenómenos de la naturaleza (y el cielo) que podemos fotografiar. De hecho, hace un siglo era impensable que una cámara pudiera entrar al agua y capturar los pormenores de la vida marina. Incluso era más absurdo suponer que esos artefactos pudieran sacar un retrato perfecto de la Vía Láctea. Afortunadamente en estos días, la posibilidad de atrapar una imagen ha alcanzado otro nivel, y la inmensidad del universo puede atravesar los lentes más pequeños.
En honor a esto, La NASA ha sido un enorme propulsor de la astrofotografía y se ha propuesto premiar diariamente a las mejores fotos del espacio; no importa si los autores provienen de potentes telescopios o son sacadas por simples aficionados.
Tal fue el caso de Jheison Huerta, un astrofotógrafo peruano (el primero en la historia) que recibió el reconocimiento a la mejor imagen sideral el 22 de octubre. Bajo el título Reflejo nocturno sobre el espejo más grande del mundo, en su toma se puede apreciar la Vía Láctea en su totalidad reflejada sobre la superficie cristalina del Salar de Uyuni, en Bolivia.
Según lo interpretó la institución espacial en su página, la importancia de esta imagen está en que nuestra galaxia se puede apreciar en forma de arco. Dentro de la curvatura esta resplandece, pálida y lejana, al lado de la Gran Nube de Magallanes (un grupo de astros que es satélite de la Vía Láctea). Asimismo, en los extremos se pueden reconocer dos estrellas resplandecientes: Antares del lado izquierdo y Sirio en el lado derecho.
Foto: Jheison Huerta
Detrás de la imagen de Jheison Huerta
En una entrevista el fotógrafo reveló el método que empleó para crear esta obra de arte. Dijo que su imagen no se compuso de una sola toma, sino de 15 cuadros verticales de larga exposición unidos: siete del cielo, siete del suelo y una última en donde el fotógrafo corrió al centro del encuadre y se autoiluminó.
Tampoco fue un disparo fortuito. Según explica el propio Jheison Huerta, desde el 2016 tenía planeado inmortalizar la Vía Láctea reflejada en el Salar de Uyuni. Sin embargo, por cuestiones de equipo o del clima, nunca había podido llevar este deseo a cabo hasta abril de este año. Aquella noche, el cielo estaba despejado y el nivel del agua del salar era bajo: ni tan seco que el cosmos no reflejara ni tan inundado que el resultado saliera muy difuso.
Gracias a que no hay contaminación lumínica, el salar es un sitio ideal para ver las estrellas. Foto: Elias Rovielo
Las mejores fotos del espacio
La NASA, a través de su portal Apod (astrofotografía del día, por sus siglas en inglés) selecciona diariamente una imagen del universo de un banco de miles de solicitudes. El archivo del sitio almacena a las ganadoras desde el 16 de junio de 1995. En su historial es posible admirar fotos históricas como tomas de telescopios como el Hubble.
Visitar el Salar de Uyuni
Este enorme yacimiento de sal abarca una extensión de 130 km, lo que lo convierte en el más grande del planeta (varias fotografías demuestran que incluso es visible desde el espacio). Se calcula que se originó hace poco más de 10 milenios cuando un antiguo lago de agua salobre se evaporó y dejó expuesto su fondo salino. Si bien en cualquier momento esta planicie blanca es un paisaje que impresiona a cualquiera, la mejor época para adentrarse en este sitio es durante marzo y abril. Por otro lado, las mejores condiciones para encontrar reflejos del cielo en el suelo es tras una tormenta.
Vista desde la isla de Incahuasi. Foto: Diego Aguilar
Sólo hay un requisito práctico para ingresar a este páramo, y es tener un coche. La entrada más famosa y transitada se ubica a 530 km de La Paz, cerca del poblado de Colchani, al este del salar. La mayor parte de los visitantes se dirigen hacia la zona central de este desierto y ahí, a unos 60 km en línea recta, se encuentra la isleta de Incahuasi, un pequeño trozo de rocas cubierto de cactus desde donde se puede ver el horizonte blanco e infinito, con la sierra de fondo.
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