La riqueza histórica y cultural de México es tan diversa, que suma más de 120 Pueblos Mágicos. Y aunque todos son dignos de conocerse, a continuación presentamos una selección de cinco de ellos que, además de estar cerca de la CDMX (máximo tres horas en automóvil) y ser ideales para un viaje de fin de semana; son perfectos para (re)enamorarse de todo lo que ofrece nuestro país.
San Martín de las Pirámides, Edomex
También conocido como Teotihuacán, en San Martín se puede hacer mucho más que visitar la pirámide de El Sol y La Luna. La localidad alberga un Jardín Botánico de cactáceas y suculentas con una colección de más de mil especies de plantas que crecen en los bosques, selvas y desiertos mexicanos. Ocupa un área de casi 15 hectáreas y también ofrece la posibilidad de acampar, hacer rapel o visitar las cuevas de antiguos pobladores. Para los más aventureros, o románticos, está la opción del recorrido en globo aerostático.
En cuanto a la comida, la oferta va desde mixiotes, carnitas y quesadillas con chinicuiles, hasta licor de tuna o xoconostle. Este Pueblo Mágico fue, en sus tiempos, una de las ciudades más grandes e importantes de Mesoamérica, así como una de las más admiradas. San Martín de las Pirámides está a hora y media de la Ciudad de México en automóvil.
Aculco, Edomex
Calles empedradas, casonas de cantera y callejones con esquinas blancas dan la bienvenida a los viajeros en Aculco, esa ciudad que por allá del siglo XVI sirvió como hogar de los otomíes, previo a la conquista de los mexicas. Rodeado de montañas y peñas, el clima de este Pueblo Mágico suele ser frío y fresco.
Uno de los principales atractivos es la Cascada Tixhiñu y su caída sobre columnas basálticas. Con ayuda de los guías locales, uno puede hacer un descenso de más de 25 metros entre maleza, piedras y un río caudaloso, hasta llegar a la cima y admirar el esplendor de la catarata.
Aculco también es famoso por sus quesos, mantequillas y leche, todos elaborados de manera artesanal por familias que se han dedicado a ello por generaciones. Este destino mexiquense está a hora y media de la Ciudad de México en automóvil.
El oro, Edomex
Pese a que su gloria minera ha quedado en el pasado, El Oro sigue cautivando gracias a la arquitectura y el estilo art nouveau o neoclásico de algunas de sus edificaciones, como el Teatro Juárez y el Palacio Municipal. Aunque originalmente estuvo habitado por mazahuas y aztecas, fueron los españoles quienes encontraron vetas de oro y plata, convirtiéndose en uno de los sitios más ricos en oro en el mundo.
En cuanto a las actividades recreativas, se puede visitar la vieja estación de Ferrocarril, donde un vagón fue adaptado como restaurante; sin duda una aventura a través del tiempo mientras se disfruta una buena comida. Otra opción es visitar La Mesa, un santuario natural de mariposas monarca que cuenta en sus alrededores con cabañas, pequeños restaurantes y paseos guiados entre las veredas.
Los lugareños beben un digestivo llamado “chiva”, un licor que, según ellos, cura “el espanto”. El Oro está a dos horas y media de la Ciudad de México en automóvil.
Chignahuapan, Puebla
Siempre es buena idea recorrer la sierra de nuestro país, y una gran opción es Chignahuapan, en Puebla, donde si uno llega temprano, es posible alcanzar una taza de café acompañado de un pan relleno de queso suave, típico de la región. Para escapar del bullicio del pueblo, lo ideal es ir la Laguna Almoloya a pescar, pasear en pequeñas lanchas o nadar. Eso sí, puede que el agua esté un poco fría.
Pero si se busca algo con mucha más adrenalina, hay que ir al Salto de Quetzalapán, donde además de hacer rapel o caminar por un puente colgante, se puede sobrevolar la cascada en tirolesa. Ojo: para llegar hasta la cima de la caída de agua hay que subir 365 escalones de piedra.
Con más de 200 fábricas y talleres que producen miles de esferas navideñas cada año, Chignahuapan es también un buen destino para comprar estos artículos. Este Pueblo Mágico está a dos horas y media de la Ciudad de México en automóvil.
Cadereyta de Montes, Querétaro
Además de presumir una gran diversidad natural que conjuga el semidesierto con el agua, Querétaro también es queso y vino; y sus rutas vinícolas son de las más famosas en el país. Una opción es Viña del Cielo, donde se ofrecen catas sensoriales, picnics a cielo abierto y talleres para aprender el arte del maridaje. En cuanto a los lácteos, hay que ir la cava de quesos Bocanegra, que cuenta con deliciosos quesos madurados, listos para ser degustados.
En sus cercanías se encuentra Toluquilla, una pequeña zona arqueológica que conserva partes de su centro ceremonial y un conjunto habitacional que fue usado por nobles y sacerdotes durante la época prehispánica. Cadereyta de Montes está a solo tres horas de la Ciudad de México en automóvil.
Puedes revisar el listado completo de los Pueblos Mágicos de México aquí.
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