Las infinitas librerías en China (que parecen un cuadro de Escher)
China, país de montañas y ríos místicos, bosques de bambú y ciudades cosmopolitas. Así se ven las librerías que llevan la naturaleza a las ciudades.
POR: Diego Parás
Desde la muralla, hasta la inauguración de los Juegos Olímpicos, en China hacen las cosas en grande y las librerías no son la excepción. Estos espacios, que muchos consideran en peligro de extinción, son mucho más que simples tiendas en donde hay libros apilados. Son más bien lugares en los que la gente confluye, se debaten ideas y —para muchos— el lugar de iniciación en la lectura.
El despacho de diseño arquitectónico, X+Living no sólo entiende a las librerías como un sitio de reunión, sino que busca la integración de la estética artística y las funciones prácticas. Fundado en 2011 por el arquitecto Li Xiang, el principio central por el que se rige a este proyecto es design adds value (el diseño añade valor). Concepto que queda claro en los grandes espacios de libros que han abierto y en los que, sobre todo, destaca el diseño.
Dicho lo anterior, aprovechamos la apertura de la más reciente de sus librerías en Beijing para revisar algunas de sus obras más importantes:
Librería Zhongshuge Lafayette en Beijing
Lo primero que llama la atención de esta librería, la más reciente del despacho, son los arcos que parecen portales para llegar a otra dimensión. Si bien tienen una estética futurista, en realidad están inspirados en el pasado. El despacho se basó en el diseño de las casas tradicionales chinas; específicamente de sus jardines, espacio que inspira toda la estética de la librería.
Ubicada en una de las zonas de moda de la ciudad, el despacho describe este proyecto como “una ventana de diálogo entre el arte clásico y la moda contemporánea. Entre lo nuevo y lo viejo, el impacto psicológico de la rotación espacial lleva a los lectores que ingresan a la cueva del jardín y todos experimentan un viaje fabuloso como un sueño”.
Las referencias a los jardines chinos no se limitan a los arcos. Uno de estos túneles desemboca en el área que denominan “de cultura y de creatividad”, donde el ambiente cambia por completo. Este salón de color blanco está repleto de cilindros de madera que recuerdan a los famosos bosques de bambú. Aquí, los visitantes se pueden sentar en uno de los escritorios para disfrutar del espacio y leer, dibujar o trabajar.
Una de las características que identifican al despacho es el uso de los espejos en el techo. Este recurso lo utilizan para cambiar la perspectiva del visitante, que lo hace dudar por un momento si entró a una librería o a una instalación de la artista Yayoi Kusama. En este caso, el efecto hace que parezca que alguien va a salir caminando de un supuesto segundo piso, cuando en realidad es el techo. Uno de los proyectos donde este juego entre el techo y el suelo está más presente es en la librería Zhongshuge, ubicada en la ciudad de Chongqing.
Zhongshuge en Chongqing
Aquí, los espacios que más llaman la atención son la sala central de la librería y la sección infantil. La primera remite al visitante al famoso pozo lleno de peldaños de la India, Chand Baori o al más reciente The Vessel, en Hudson Yards de Nueva York. El reflejo del techo hace que el espacio parezca mucho más grande de lo que es en realidad y juega con la perspectiva, al multiplicar las escaleras dispuestas de manera geométrica y simétrica.
El área infantil también tiene espejos en el techo, pero la alfombra rosa hace que la luminosidad del espacio cambie por completo. Los mapamundis (en realidad es uno y su reflejo) incentivan la imaginación y curiosidad de chicos y grandes, que pueden saciar no en los cientos, sino miles, de libros que lo rodean. Es difícil saber en dónde empieza la repisa reflejada y dónde termina, ya que no sólo el espejo juega con la mente, sino las líneas curvas también.
Zhongshuge en Yangzhou
La inspiración en esta librería no viene de los jardines, sino del agua. Yangzhou es una ciudad china cuya dinámica económica, cultural y social gira en torno a una de las ramificaciones del Yangtze. Debido a esto, la relación de sus habitantes con el agua es muy cercana y los diseñadores quisieron replicar esto inspirándose en los puentes en forma de arco que abundan en esta urbe. Es por eso que —a diferencia de los proyectos anteriores— la superficie que refleja es el piso y no el techo para asimilar el agua del río. Los anaqueles donde están los libros tienen la intención de simular esta clase de puentes. “Los ríos en el suelo y en el cielo que fluyen hacia adelante conducen a los lectores a profundizar en el vasto océano del conocimiento”, dice el despacho.
Zhongshuge en Hangzhou
Si bien esta librería también cuenta con el juego de los espejos en el techo, lo que vale la pena resaltar es el primer espacio en el que uno entra. Más que una librería, parece una boutique que en lugar de libros en sus estantes, podría haber bolsas y zapatos. (Al fin, un espacio que trata a los libros como objeto de lujo, pensarán los más puristas). Altos pilares se levantan hasta los espejos en el techo. De ellos emana una luz blanca, una analogía que —según el despacho de diseño— hace alusión a los árboles. Este bosque de libros busca hacer ver a los lectores que el conocimiento es tan importante como el oxígeno.
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