Una de las mejores características de los parques ingleses son las placas de bronce que conmemoran, de una forma discreta y gloriosa, la vida de personas que dedicaron una parte de su existencia a leer frente a los árboles. Es así como en los Kew Gardens de Londres, cada lugarcito en el que uno se sienta perteneció antes a alguien más.
Y aunque todas las placas son importantes, hay una dorada en la que está escrita la vida y muerte de Jane Austen. “Nació un 16 de diciembre de 1775 y murió joven en 1817. Todos la adoramos”. Esas letras están escritas para siempre afuera de su casa-museo de Bath, con la intención de hacerle un homenaje a un humano excepcional.
Una escritora en una época en la que todos desdeñaban a las escritoras. Una revolucionaria que dedicó su existencia a retratar en hojas una época; un país, una clase social, una nueva manera de expresar y sentir las emociones en un momento en el que todos pensaban que las mujeres se veían mejor cuando se callaban.
Mujeres que caminan en los bosques
Su cara aparece en las libras y su nombre en seis novelas íntimas que nos permiten entender al soledad en otro siglo. Heroínas liberadas y confundidas que caminan entre la bruma invernal de las colinas inglesas; que piensan en sus secretos cuando se han apagado las velas y encubren con eufemismos una colección de amores no correspondidos.
Austen entendía la tragedia de enamorarse de la persona equivocada, de no pertenecer o de querer pertenecer y no lograrlo. Ahí, en las páginas de Sensatez y sentimientos, Marianne se escabulle entre la niebla helada para ver de lejos el castillo de Willoughby, el hombre con el que nunca se podrá casar, porque ella y sus hermanas se han quedado sin dinero.
Los sentimientos en sus novelas están expuestos como un poema largo, que a veces es un manual de instrucciones de lo correcto; otras, una catarsis, una declaración desesperada, sin orden y sin razón, que se escapa con la misma potencia de una tormenta de verano. En Orgullo y prejuicio, Darcy le dice a Elizabeth que la ama, aunque odia la vulgaridad de su familia y, francamente, no le gustaría sentir eso. Ella se ofende y se va.
Jane Austen, la escritora universal que nunca se casó
Sus novelas fueron publicados hace casi 200 años y no han perdido su vigencia, a pesar de haberse escrito en una sociedad estamental plagada de reglas de etiqueta. Según los especialistas esto se debe a que la inglesa le dio profundidad a los relatos de la vida cotidiana. A las tazas de té, a los vestidos manchados de lodo tras cruzar el bosque y al aburrimiento de las tardes de bordado. Austen describió con detalle las emociones universales; la vulnerabilidad, la inseguridad, la espera y el deseo. Respecto a su propia obra, aseguraba: “mis relatos son la talla minuciosa que se puede hacer en un trocito de marfil”.
Foto: Dimirty B.
¿Cómo leer las seis novelas de Jane Austen gratis?
Vale la pena asegurar que la obra que dejó Jane es perfecta para pasar el tiempo en la cuarentena, sobre todo ahora que llevamos un largo tiempo en el encierro. Sus textos son ligeros y le permiten a los lectores conocer una esencia, algo inadvertida, del Reino Unido.
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Aquí están disponibles no sólo las novelas de Jane Austen, sino también los pequeños relatos que escribió al inicio de su carrera. Textos, casi desconocidos, que no están en todas las librerías.
El Centro Jane Austen en Bath.
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Foto de portada: Charlotta Wasteson/Flickr
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