Arqueología, Croacia, Destinos, España, Libano

Más allá del Coliseo, seis monumentos romanos fuera de Italia

Durante su apogeo, el imperio romano se extendió por todo el norte de África, el cercano Oriente, España e Inglaterra.

POR: Diego Ávila

Probablemente haya pocos edificios más icónicos que el Coliseo. Localizada en el corazón de Roma, esta antigua arena de espectáculos se ha convertido en un emblema no sólo de la capital italiana, sino del antiguo imperio romano. Sin embargo, este no es el único vestigio importante que dejó esta inmensa civilización, de hecho no hace falta visitar Italia para encontrar (espléndidas) huellas de esta antigua cultura.

Durante su apogeo, el imperio romano llegó a extenderse desde la península ibérica en el oeste hasta Mesopotamia en el este y además ocupó todo el norte de África y el sur de Inglaterra. De esta manera, algunos de los monumentos romanos más importantes del mundo se edificaron a cientos de kilómetros de Roma. Numerosos palacios, obras de arte, anfiteatros, obras de ingeniería, y hasta baños, se siguen conservando hoy en día, más de dos milenios después de la caída de dicho imperio.

Dicho lo anterior, hicimos una selección de las edificaciones romanas que están lejos de Roma y en algunos casos lejos de Europa.

El coliseo africano

Túnez

Gracias a su estratégica posición en el Mediterráneo, el actual territorio de Túnez fue (junto con Egipto) una de las provincias africanas más importantes del Imperio Romano. Algunas ciudades fueron establecidas ahí, y se les equipó con toda la infraestructura que las urbes romanas necesitaban: templos, foros, edificios administrativos… y arenas de gladiadores.  

El coliseo de El-Djem Se construyó directamente sobre el suelo sin ningún tipo de cimientos.

También conocido como “el coliseo africano”, el anfiteatro de El-Djem se construyó en el siglo III. Es el más grande del norte de África, y el tercero de todo el antiguo imperio. Sin ser una copia exacta de su hermano romano, sí comparte muchas similitudes con él, además se ha conservado mucho mejor. Su piso, el podium y los pasajes subterráneos donde los gladiadores y los animales se resguardaban antes de los espectáculos han llegado prácticamente intactos hasta nuestros días.

Las termas de Bath

Inglaterra

Si bien es mejor conocida por su arquitectura georgiana, y su relación con la famosa escritora Jane Austen, Bath también alberga los baños romanos mejor preservados del mundo. Las aguas termales de esta localidad fueron descubiertas desde el siglo IX a. C., y posteriormente fueron aprovechadas por los romanos para establecer un pueblo balneario. Aunque actualmente son un museo, y ya no es posible sumergirse en ellas, son una ventana a la vida cotidiana romana.

Foto: David Iliff. Licencia: CC BY-SA 3.0

El palacio de Diocecliano / Split

Croacia

Split lleva la definición de zona arqueológica a otro nivel. La ciudad fue fundada por el emperador Diocleciano, quien mandó a construir un lujoso palacio de 300 metros cuadrados a las afueras de la ciudad de Salona en el año de 293. Dicha construcción dio lugar a Split, una urbe que combina elementos de una villa de clase alta con un campo militar, pues en su momento albergó tanto los aposentos personales del emperador, como los cuarteles de la guardia imperial. Además, muchos de sus muros y puertas se entremezclan con con iglesias románicas, fortalezas medievales y palacios góticos de influencia veneciana.

Foto: Goran Leš

El Museo Nacional de El Bardo

Túnez

Aunque el Museo Nacional de El Bardo se encuentra en un palacio construido en el siglo XIX, su acervo alberga la colección de mosaicos romanos más grande e importante del mundo. Provenientes de las excavaciones arqueológicas en Cartago, Útica o Dougga (antiguas ciudades romanas en el actual territorio tunecino), más de mil obras clásicas son resguardadas en este recinto que fue inaugurado en 1888, y desde entonces se ha ampliado y ha añadido nuevas salas. Su pieza principal es un mosaico en que se puede apreciar el único retrato conocido del poeta Virgilio.

Baalbek

Líbano

Mejor conocida como “Heliopolis” (ciudad del sol), esta urbe se localiza a menos de 100 km de Beirut, y fue fundada, desde tiempos de los fenicios, como un centro de adoración de ciertas deidades. Tras la llegada de los romanos conservó su función religiosa y pronto se convirtió en uno de los principales centros de peregrinación dentro del Imperio. 

Templo de Júpiter en Baalbek.

El acueducto de Segovia

Segovia, España

Con 28 metros de altura y 163 arcos, este acueducto es una de las obras de infraestructura antigua más grandes y mejor conservadas del mundo antiguo. Su construcción inició hace dos mil años, durante el gobierno del emperador Trajano, aunque recientemente se ha discutido que pudo haber sido a inicios del dominio de Adriano. Fue edificado en el siglo I para abastecer de agua a la ciudad. Se extiende por 16 km, desde la base de la sierra de Guadarrama donde capta el agua del río Frío, y hasta el centro de Segovia, donde separa las plazas del Azoguejo y de la Artillería. 

 El acueducto de Segovia es considerado no sólo como un símbolo de la época dorada de las provincias romanas en Hispania, sino una obra maestra de la ingeniería antigua, huella del poder y sofisticación que alcanzó el antiguo imperio.

Foto: Cortesía Turismo de Segovia

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