Viajar en barco es una de las formas más cómodas y eficientes de conocer en un solo trayecto varios destinos, el problema es que no suelen detenerse el tiempo suficiente para explorar cada escala a profundidad.
Si estás visitando algún destino increíble o simplemente uno que anhelabas conocer, lo que menos quieres es tener que correr a tu barco a las cuatro de la tarde para que no te dejen.
Un crucero para disfrutar de cada parada
Por fortuna, dentro de la oferta naviera existe una excepción, Azamara Club Cruises que tiene como filosofía la inmersión en los destinos. No existe otra línea de crucero que pase tanto tiempo en puerto (estancias más largas y más noches a bordo), lo que permite a los pasajeros una visita más completa en cada parada.
Además, esta embarcación de lujo ofrece una programación de actividades a bordo personalizadas que incluyen gastronomía y mixología típica del destino, películas, conferencias y mesas redondas con respecto a los lugares a visitar. Incluso el crucero hace coincidir sus itinerarios con eventos internacionales, como el Grand Prix de Mónaco, el British Open y la Copa Mundial de la FIFA.
También cuenta con el programa AzAmazing Evenings que ofrece actividades nocturnas gratuitas en las ciudades visitadas. Es una forma más de conocer y sumergirse en el destino, ya que las estancias en puerto son más prolongadas. Esto incluye asistencia a espectáculos locales, como teatros, mercados típicos, eventos deportivos y otros más que organiza el crucero.
Azamara Pursuit
Hace unos meses pude disfrutar de la oferta de esta naviera en el barco Azamara Pursuit (también existen Azamara Quest y Journey). Viajé a Inglaterra para asistir a la ceremonia de bautizo que se realizó en el puerto de Southampton del cual partimos para después realizar un recorrido por el canal de la Mancha hasta llegar al pequeño poblado francés de Cherburgo.
El evento “de nombramiento” estuvo acompañado por la música de hermosas gaitas en vivo, palabras de los directivos y el tradicional botellazo de champagne por parte de las madrinas del barco. Por la noche zarpamos para muy temprano llegar a la comuna pesquera de sólo 37 000 habitantes.
Este crucero tiene capacidad para 680 pasajeros y se unió a la flota de Azamara Club Cruises, en 2017, luego de recibir un reacondicionamiento de varios millones de dólares en el astillero Harland and Wolff en Belfast, en Irlanda del Norte. La remodelación se hace visible en los espacios interiores que ahora lucen principalmente en hermosos tonos azules, madera y blanco.
Paradas en el camino
Para acompañar la experiencia de esta escala, Azamara preparó en el puerto de Cheburgo un mercado francés donde comimos fruta, quesos, panes y un sinfín de postres deliciosos y bebidas. Además, disfrutamos de flores y música típica de este país y un espectáculo de burlesque que nos hizo anhelar las calles de París.
Después de esta inmersión, regresé al barco para descansar y disfrutar de las amenidades antes de la White Night. A diferencia de la mayoría de los cruceros, este barco no tiene casino, por lo mismo la vibra se siente distinta. Lo que sí hay es cabaret, piano bar, tiendas y galerías de arte.
Una inigualable cena
La cena al aire libre, donde todos visten de blanco, tiene un espectacular invitado: el buffet, delicioso y con una variedad increíble. Cerdo, pescado, mariscos, todo tipo de cortes de carne, ensaladas, sopas, postres. Todos de gran calidad, y es que otra de las características de este crucero es la buena comida que se distribuye en los siete tipos de restaurantes. El restaurante principal Discoveries ofrece elegantes cenas a la carta con platos internacionales especialmente escogidos en la región por la que navega.
La noche cierra con un espectáculo de fuegos artificiales que todos vemos mientras tomamos algo, el clima fresco.
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