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Sobre la Sociedad de Apreciación de las Nubes (el arte de no difamarlas)

¿Llegará el día en que podamos aterrizar sobre las nubes?

POR: Viviana Cohen

De niños nos acostábamos en el suelo para buscarle formas a las nubes; pronto aparecía un desfile de langostas, aviones, trompas de elefantes, naranjas y flores con pétalos deformes. Era una actividad genuina que por alguna razón –subjetiva y desconocida– se perdió en el tiempo. Algunos se dejaron convencer que los buenos días sólo eran los azules, pero otros (los más originales, quizá) conservaron la idea que las nubes eran dibujos y que necesitaban acompañar la existencia.

A propósito de la fidelidad a las nubes, en 2005 se creó un club cuya regla principal es celebrarlas y combatir aquellos prejuicios banales respecto a que supuestamente todos prefieren el horizonte azul. Se trata de The Cloud Appreciation Society (la Sociedad de Apreciación de las Nubes), una comunidad integrada por más de 50 mil miembros, que se define a sí misma como gente que simplemente “ama las nubes” y que quiere conectarse con otros que, como ellos, prefieren lo plomizo a lo despejado. Gente que jamás, por ningún motivo, utilizaría metáforas como “detrás de una nube siempre habrá mil soles”

Foto: Unsplash

El manifiesto

Para ser miembro de esta sociedad lo primero es compartir los ideales; ser una de esas personas que creen “que las nubes son el fenómeno más emotivo y dinámico de la naturaleza. También hay que leer un manifiesto, que no sólo es una enumeración de pensamientos, es más bien un mapa de inspiración que nos devela la verdadera naturaleza de los viajes. Entre sus definiciones están:

Creemos que se ha difamado a las nubes, y que la vida sería inconmensurablemente pobre si no existieran…

Si solo hubiera cielos azules en días claros, la vida sería monótona.

Las nubes son expresiones de los estados de ánimo de la naturaleza, y se pueden leer con la misma precisión que los gestos en un rostro.

Creemos que las nubes son para soñadores y que su contemplación beneficia el alma. Verlas puede ahorrar muchas horas de terapia.”

Foto: Laura Vinck / Unsplash

La historia

El miembro 001 de esta comunidad fue Gavin Pretor-Pinney, un autor británico que ha dedicado su vida a abogar por a las nubes. Según sus propias palabras todo empezó en un avión, se sentó junto a la ventanilla para admirar las nubes: “quería saltar, ver si podía aterrizar en una de ellas”. 

De grande aprendió a no olvidarlas. Le parecía una grosería que personas de todo el planeta viajaran para escapar de ellas. Algunos individuos incluso se quejaban cuando aparecían, e iban por ahí diciendo que eran un estorbo que se interponía entre ellos, el sol y el cielo azul.

Alguien necesitaba defenderlas, y Gavin alzó la mano. Escribió un libro al respecto: Guía del observador de nubes y creó una organización que se financiaría a sí misma (el costo de la membresía es de aproximadamente 700 pesos al año) que estaba destinada a cambiar la reputación de los días nublados. Así nació la Sociedad de Apreciación de las Nubes.

Y entonces gente nostálgica de todo el planeta se sumó y empezaron a compartir sus fotos de nubes todos los días, a donar un poco de dinero a causas nobles como prohibir en Londres los mensajes en el cielo y a rendir tributo al gran Aristófanes que alguna vez describió a las nubes como las grandes patronas.

Foto: Asael Peña / Unsplash

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