Los miedos más comunes al viajar (y cómo superarlos)
Todos hemos experimentado algún tipo de ansiedad durante un viaje.
POR: Paola Gerez Levy
Se dice fácil, pero la realidad es que viajar trae consigo numerosas actividades que nos generan estrés. Por sólo mencionar algunas está esa ansiedad de verificar que las reservaciones tengan las fechas correctas o el miedo a que el equipaje no llegue a nuestro destino. Pero más allá de las preocupaciones cotidianas, existen miedos y fobias que pueden llegar a arruinarle las vacaciones a más de un viajero.
Las fobias son temores intensos frente situaciones u objetos específicos. Habría que entender entonces que la diferencia entre un miedo y una fobia radica en que la reacción ante los estímulos rebasa la sensación de alerta natural y cobra una dimensión fisiológica. De acuerdo a los especialistas, los síntomas son taquicardia, sudoración excesiva, mareos, náuseas e incluso parálisis motora.
La mala noticia es que varias de estas aversiones se presentan durante los viajes; por fortuna existen diversas maneras de sobrellevarlos y evitar malas experiencias. Por esto, reunimos los miedos más comunes a la hora de realizar un viaje y añadimos algunas recomendaciones prácticas para que la fobia desaparezca, o bien disminuya.
Antes de enumerarlos, habría que aclarar que los mejores consejos para hacerle frente a este tipo de padecimientos los tienen los médicos especializados; no está demás que antes de iniciar una aventura se les haga una visita.
Miedo a volar en avión
Existen personas que le temen a un vuelo desde el momento de entrar al aeropuerto. La sensación se va intensificando hasta llegar a la puerta de abordaje y se vuelve incontrolable minutos antes de subir a un avión. Se cree que una de tres personas padecen de esta fobia, pero por suerte pueden realizar algunas acciones para sentirse más seguros. La más eficaz es informarse y conocer el avión que se utilizará (tipo de motor o tamaño del fuselaje); de esta manera uno sabrá qué sensaciones esperar del despegue, turbulencias o aterrizaje.
Miedo a las alturas
Hay que tener cuidado y no confundir esta fobia con vértigo. Mientras que el último se refiere a una mera sensación de vacío, la acrofobia roza el pánico. Este padecimiento afecta más a quienes acostumbran viajar con amantes de la aventura, ya que en la naturaleza nos encontramos con acantilados, barrancas o puentes colgantes. La ventaja aquí es que uno puede elegir no realizar ninguna de estas actividades, pero para quienes no tienen opción, lo recomendable es respirar, detenerse un momento y cerrar los ojos, si hay la posibilidad.
Miedo a los gérmenes
Este padecimiento se agudiza en los viajes porque, por lo general, los medios de transporte colectivo son potenciales focos de bacterias y porque no tenemos el mismo acceso a atención médica en caso de enfermedades. Para disminuir la ansiedad ante las posibles infecciones, lo ideal es reforzar nuestros sistema inmunológico antes de salir, con cinc y vitamina C, así como viajar con gel antibacterial para limpiar superficies que tocamos frecuentemente (como las puertas del cuarto de hotel).
Miedo a los bichos
Este miedo abarca un enorme abanico de insectos. En los viajes esta fobia se intensifica debido a las chinches que a veces habitan en las camas de los hoteles. Aunque gracias a las normas de limpieza cada vez es menos común, aún así existen pequeñas mañas que reducen el pánico a verlas. Una es ir equipado con repelente y rociar las superficies con las que se tenga contacto y la otra es colocar la maleta sobre algún mueble, nunca en el piso o cerca de la cama.
Miedo a los espacios cerrados
Los viajeros con este miedo pasan malos ratos dentro de sitios en donde perciben que no hay salida. Tal es el caso de elevadores, escaleras angostas o salas de espectáculos. Ante un posible ataque de pánico en una situación semejante, lo ideal –de ser posible– es salir del lugar. De lo contrario, lo que aconsejan los expertos es respirar profundamente y visualizar imágenes positivas hasta que pasen los síntomas.
Miedo a las multitudes
Quienes sufren de este miedo suelen tener una sensación de ahogo, náuseas y escalofríos cuando se encuentran en el centro de un enorme grupo de personas, peor si es en un espacio reducido (incluso existe el riesgo de desmayo). Para evitar estos casos, lo que se recomienda es respirar profundamente, escuchar música para caer en la distracción e intentar salir del gentío. Aunque lo ideal sería, desde un principio, elegir un destino de viaje que no sea demasiado concurrido o vacacionar en temporada baja.
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