Hoy en día existe una forma para llegar hasta al rincón menos pensados del planeta. Esto se debe al avance humano en la tecnología y a una multitud de inventos que, a lo largo de la historia, han transformado las balsas en cruceros, los caminos en rieles y las ruedas en alas. Y entre todos los hallazgos para movernos más rápido de un lugar a otro aparecieron también los teleféricos.
Esta tecnología fue inventada en España en la década de 1880 y consistió en una serie de cabinas agarradas de un cable, que movido por un sistema de poleas, permitía drásticos ascensos y descensos por terrenos de difícil acceso para vehículos terrestres, como montañas, barrancas o ríos. De inmediato estos coches suspendidos en el aire cobraron mucha fama y la idea se replicó alrededor de Europa, Canadá y Estados Unidos.
Y aunque en un principio se pensaron como un medio de transporte masivo, hoy en día existen numerosos teleféricos que fueron construidos específicamente con fines turísticos.
En honor a esto, seleccionamos cuatro teleféricos en México que por su ubicación brindan perspectivas privilegiadas sobre los paisajes del país.
Barrancas del Cobre
Chihuahua
Quien haya hecho un viaje a través de los paisajes chihuahuenses a bordo del Chepe sabrá que las vistas –tanto en verano como en invierno– son espectaculares. Sin embargo, además de bordear acantilados sobre las vías del tren se puede vivir esta experiencia atravesándolos por los aires sobre un teleférico.
La estación se encuentra cerca del mirador de Piedra Volada, en la parada de Divisadero. Esta cabina atraviesa los cañones que forman las barrancas del Cobre, de Urique y Tararecua. Hay que destacar que el trayecto hasta el otro lado dura 10 minutos y sobrevuela el bosque a 1.879 metros.
Grutas de García
Nuevo León
A menos de una hora hacia el oeste, desde el centro de Monterrey, uno se topa con el Cerro del Fraile, una montaña que en su interior resguarda formaciones geológicas casi salidas de un sueño. Se trata de las Grutas de García, un conjunto de estalactitas y esculturas naturales creadas hace más de 50 millones de años.
La entrada a dichas cavernas se encuentra arriba, a medio cerro, por lo que es necesario tomar el teleférico para llegar a ella. Este sistema de góndolas asciende cerca de 100 metros sobre un terreno arenoso y árido. En ocasiones, los teleféricos sustituyeron a los funiculares, y este sitio es un ejemplo de ello.
Taxco
Guerrero
El único pueblo mágico de Guerrero se encuentra incrustado en una ladera de la región montañosa del norte del estado. Taxco suele ser reconocido por su orfebrería, en especial con la plata. También es famoso por sus calles empedradas y empinadas llenas de construcciones blancas con una franja color grana.
Sin embargo, una visita al lugar no estaría completa sin admirar su belleza desde las alturas. Para apreciar el paisaje nebuloso del pueblo, los visitantes pueden subirse a un teleférico de cabinas pequeñas que alcanza 170 metros y cruza 800 metros de camino. El destino final es el Hotel Montetaxco, desde donde se puede apreciar cómo el sol se pone detrás de las montañas.
Zacatecas
Zacatecas
Una de las ciudades más antiguas de México, fundada hace 473 años, conserva hasta hoy un encanto colonial único en el país. La herencia barroca de Zacatecas no solo se ve en el centro de la urbe, sino también en lo alto del Cerro de la Bufa, un monte que alberga el Santuario de la Virgen del Patrocinio que data de 1548.
Si bien este sitio se puede alcanzar en coche, también está la opción de tomar el que fuera el primer sistema de teleféricos en todo México (no hay que asustarse, se remodeló en 2018). El viaje comienza a pocos metros de la Mina del Edén y recorre la ciudad a 85 metros de altura. Además, de entre todas las cabinas que tiene, hay una con el piso transparente desde la que se puede apreciar una vista más panorámica.
Uno de los primeros teleféricos en Latinoamérica
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