En la actualidad, viajar en avión se ha vuelto una actividad cotidiana para mucha gente. Si bien los viajes cortos, de dos horas o menos, no presentan mayores inconvenientes para los usuarios, tomar un transoceánico sigue siendo un evento que dista mucho de ser placentero. Pasar más de ocho horas dentro de una aeronave es una experiencia que a primera vista parece incómoda y sumamente fastidiosa. Sin embargo, no tiene por qué serlo.
Durante la era dorada de la aviación, en los años 50, volar en las alturas era pensado como una experiencia cómoda e incluso glamurosa. Desde entonces muchas cosas han cambiado. Sin embargo, tomar un largo vuelo puede ser una gran oportunidad para dejar las preocupaciones en el piso y disfrutar de algunas horas desconectados del mundo. A continuación presentamos una serie de consejos que pueden convertir un vuelo largo en una experiencia lo más placentera posible.
Kit de comodidad para principiantes
Si bien las aerolíneas proveen a sus clientes con pequeños kits con audífonos y mantas, lo mejor es llevar uno propio con aquellos artículos que, aunque parezcan poco necesarios, pueden hacer una gran diferencia a la hora del vuelo. Un bálsamo de labios, una crema de manos, una bruma para hidratar la piel y una buena revista, no ocuparán mucho espacio y pueden ayudar bastante.
¿Ventana o pasillo?
Escoger ventana o pasillo siempre ha sido la principal disyuntiva a la hora de elegir un asiento de avión. Aunque ambas tienen sus ventajas y desventajas, si se trata de dormir hay algo que debemos descartar: cualquier asiento de la fila de en medio.
Foto: Steven Coffey
Aprovechar el tiempo
Si bien la perspectiva de pasar ocho horas o más en un avión puede ser tediosa, no tiene por qué serlo. Las horas en el aire se puede aprovechar para hacer aquellas actividades para las que usualmente no tenemos tiempo. Hablamos de escribir algo, de escuchar un podcast o un incluso, leer un clásico, ver todas las entregas de una trilogía, resolver crucigramas y hasta limpiar el celular. Las horas en el aire ofrecen el espacio perfecto para no hacer nada, y disfrutarlo.
Foto: Amel Majanovic.
Estar cansado para poder descansar
Como muchas de las cosas obvias que resultan no serlo tanto, una de las mejores maneras para quedarse dormido en un avión es llegar cansado. Ya sea haciendo ejercicio antes de abordar, o sacrificando horas de sueño la noche anterior. Llegar agotado al aeropuerto es el ingrediente principal si lo que se busca es quedarse dormido.
Ante todo comodidad (con estilo)
Usar ropa comfortable es algo que se debe de tener en cuenta a la hora de tomar un vuelo largo. Sin embargo, el estilo no tiene por qué estar peleado con la comodidad, especialmente si se tiene en cuenta que vestirse bien puede traer sus recompensas a la hora de conseguir un upgrade. Usar ropa holgada y traer aparte un par de calcetines gruesos e incluso una frazada pueden hacer toda la diferencia para tener un vuelo placentero.
Foto: Daria Nepriakhina
Apegarse a los hábitos
Para evitar que un vuelo tenga un efecto disruptivo en nuestro sistema, lo mejor es volar en un horario que se apegue lo más posible a nuestros horarios cotidianos. Reservar un vuelo que despegue al anochecer y llegue a su destino en la mañana siguiente, puede ayudar a evitar muchos de los estragos del jet lag.
El comfort de la oscuridad
Aunque muchas aerolíneas ya utilizan aviones cuya iluminación varía para empatar con los horarios del día y la noche, siempre ayuda estar lo más alejado de la luz artificial durante los vuelos nocturnos. Aunque no se pueda conciliar el sueño, y por más tentador que sea ver una película o usar el celular, evitar la luz artificial ayudará al cerebro a descansar.
Foto: Johannes W
Sólo agua por favor
Aunque sea tentador escoger refresco o bebidas alcohólicas del carrito de servicio, ingerir azúcar o alcohol puede contribuir a generar hinchazón en el cuerpo. Tomar únicamente agua ayudará a que el cuerpo se mantenga hidratado y funcionando normalmente para que el vuelo pase lo más cómodamente posible.
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