¿Cómo se preparan alimentos a más de 8 mil metros de altura?

Volar en avión se ha vuelto una actividad tan cotidiana que a veces pasamos por alto los fascinantes aspectos que hay detrás de cada viaje en las alturas. Este inmenso artefacto de metal llegó al mundo hace poco más de un siglo, y a pesar de como ha avanzado la tecnología en el tiempo, estas naves continúan siendo por demás sofisticadas. Cada detalle que sucede antes del despegue y después del aterrizaje requieren un minucioso cuidado para que todo salga a la perfección.

¿Dónde se hace la comida del avión?

La comida que se sirve a los pasajeros no es la excepción. Recibir un platillo caliente parece tan fácil que rara vez nos preguntamos ¿cómo se preparan alimentos a más de 8 mil metros de altura?. La primera cosa que podemos decir al respecto es que cada charola tuvo un proceso de preparación que inició horas antes de salir del aeropuerto.

Es que los platillos se preparan en los aeropuertos, unas ocho horas antes del despegue, y tienen una vida de aproximadamente 72 horas, antes de ser desechados. Estas cocinas cumplen con reglas muy estrictas de seguridad alimentaria para que los pasajeros disfruten cada bocado, sin poner en riesgo el vuelo.

Una vez preparadas, las charolas son congeladas para transportarse, y es sólo unos minutos antes de servirlas que se calientan. Al llegar a la cabina ningún tipo de carne es cocida en su totalidad. La ternera se cocina solo un 30% y el pollo un 60%. Este proceso termina en los hornos de de calor seco, con los que cuentan los aviones, ya que, para evitar cualquier accidente, los fogones tradicionales están prohibidos en estos medios de transporte.

¿Por qué los platillos son insípidos?

Preparar la comida para el vuelo es todo un reto, sin embargo el sabor es una de las quejas más comunes que tienen los pasajeros. Lo que pocos saben es que esto no es del todo culpa de quienes la preparan, ya que hay estudios que demuestran que a medida que el avión va ganando altura se produce un cambio en la presión del aire que, junto con la humedad de la cabina, terminan por adormecer un tercio de las papilas gustativas.

Según una investigación realizada por expertos del Instituto Fraunhofer de Física de la Construcción IBP, la sal se siente entre un 20% y un 30% menos intensa y el azúcar entre un 15% y un 20%”. Lo que equivale a tener un fuerte resfriado. Este cambio ha obligado a las aerolíneas a modificar la cantidad de aderezos usados en la comida que ofrecen.

La buena noticia es que no todos los alimentos pierden el sabor en las alturas, algunos incluso lo mejoran. Tal es el caso del jugo de tomate que por la baja presión intensifica su sabor. De ese modo en el aire esta bebida es más fresco y dulce que si se tomará en tierra.

A tomar en cuenta…

Asimismo aerolíneas como British Airlines, Virgin Atlantic y Aeroflot, tienen una política en servicio de catering para que el pasajero puedan disfrutar de cuantos platos extra crean necesarios. Claro, siempre y cuando se trate de un vuelo que incluye la alimentación y el pasajero se haya terminado el plato anterior.

Por otro lado, las regulaciones de esta comida, sobre todo en vuelos internacionales, son bastantes estrictas para que los alimentos puedan cumplir con las leyes agrícolas y fronterizas, en especial en América del Norte, Australia y Europa. Algunas aerolíneas incluso pueden llegar a despedir a cualquier empleado que sea sorprendido sacando comida del avión.

Finalmente, para evitar la generación de basura las sobras se pueden compartir entre los empleados de la aerolínea. Ya sea con el personal mecánico o el de mantenimiento, siempre que la comida nunca salga del aeropuerto.

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