En México, las carreteras son más que simples rutas de transporte. Encarnan múltiples capas de historia y adentrarse en ellas es sumergirse en bellas postales. Naturaleza en todo su esplendor se suma al eco de un pasado prehispánico y colonial que se resignifica en el presente. Te llevamos por tres rutas para saborear los viajes con pasión y a tu propio ritmo.
Norte / Ruta por la carretera Transpeninsular
Con más de 1700 kilómetros, la Carretera Federal 1 promete un roadtrip inspirador, acompañado del Mar de Cortés, paisajes desérticos y viñedos. Atraviesa Tijuana, ciudad que cuenta con el paso fronterizo terrestre con más tráfico del mundo, y llega hasta Los Cabos. Un primer acercamiento en su parte norte conduce hacia la ruta del vino, entre Ensenada y Tecate.
El Valle de Guadalupe fue la primera misión que fundaron los dominicos en la región, en 1834. Ellos fueron los responsables de introducir el cultivo de la vid, al notar un microclima similar al del mediterráneo. Hoy, destaca entre las mejores regiones vitivinícolas del mundo, a la altura de Napa Valley, La Rioja o Burdeos. Hay más de 100 bodegas que producen el 57% del vino a nivel nacional. La mayoría se encuentran abiertas al público, ofrecen degustaciones y paseos por los viñedos. Una experiencia de glamping en medio de los cultivos también es posible.
Centro/ Ruta Sierra Norte de Puebla
El trayecto panorámico de Puebla hacia la Sierra Madre Oriental es todo un agasajo. La mayor parte del año está inmerso en neblina, llueve todo el tiempo, así que las montañas gozan de un verdor único. Si vas con hambre, en el camino encontrarás una interesante oferta culinaria gracias a los criaderos de venados y conejos cercanos. El pueblo mágico de Chignahuapan, famoso por los talleres de esferas navideñas, marca el inicio del recorrido. Vale la pena conocer la cascada el Salto de Quetzalapan y la Virgen María de 12 metros de altura, la más grande del mundo. Unos kilómetros más adelante se ubica Zacatlán de las Manzanas, con su fábrica de relojes monumentales y un fantástico mirador de cristal con vistas a la Barranca de los Jilgueros. Continúa hacia Cuetzalan del Progreso, hogar del hotel Taselotzin, diseñado por el arquitecto Oscar Hagerman y operado por mujeres indígenas nahuas. El café que ofrecen es espectacular. Tenía que ser así, el ambiente es perfecto para su siembra.
Sur/ Ruta por haciendas henequeneras
Entre 1860 y 1915, la península de Yucatán vivió una “edad dorada” gracias al cultivo del henequén. A medida que la demanda internacional crecía, también lo hacía el sistema de haciendas —¡hay más de mil!—, así como una extensa red de ferrocarriles que llegaban hasta el puerto de Progreso. Conoce tantas haciendas como puedas.
Inicia sobre la carretera Mérida-Timucuy hacia Sotuta de Peón, donde Hacienda Viva, en el municipio de Tecoh, es de las pocas que todavía producen la fibra. Otras paradas imperdibles, separadas entre 15 y 20 minutos de distancia, son la Hacienda Mucuyché, un inmueble del siglo XVII rodeado de senderos y dos espléndidos cenotes, uno de ellos guarda historias con la emperatriz Carlota de por medio; además de la Hacienda San José, Santa Rosa y la imponente Hacienda Temozón.
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