Desde 2012, el arqueólogo Ciprian Ardelean explora la cuenca de Concepción del Oro, en la zona norte de Zacatecas, casi en la frontera con Coahuila. A propósito de sus investigaciones, recientemente publicó un nuevo hallazgo que desafía todas las teorías actuales sobre la llegada de los primeros habitantes al continente americano, ya que en dicha cueva se encontraron restos de herramientas que pertenecen a un momento distinto en el que están ubicadas las teorías.
Hasta ahora, la comunidad científica consideraba que los primeros humanos en habitar Norteamérica llegaron al territorio hace alrededor de 15 mil años, una vez que terminó el Último Máximo Glacial (LGM por sus siglas en inglés). Para ellos, los pobladores más antiguos del continente fueron los Clovis, un grupo indígena cuya existencia se registró hace 13 mil 500 años.
No obstante, nuevos estudios de material lítico, mineral y genético encontrados en territorio nacional podrían colocar la presencia de humanos prehistóricos en suelo mexicano 15 mil años antes de lo pensado. Esto ha abierto entre los expertos un gran debate, que sólo se resolverá con investigaciones exhaustivas como la que se realiza en Zacatecas.
Cueva de Chiquihuite. Foto: Cipirian Ardelean / INAH
Lo que encontraron en la cueva de Chiquihuite
En un artículo publicado en la revista Nature, el arqueólogo de la Universidad Autónoma de Zacatecas y paleontólogos del INAH revelaron este hallazgo sin precedentes. Se trata de mil 900 restos líticos –la mayoría de piedra caliza, otros de calcita– en forma de lascas, cuchillas, puntas, rascadores o azuelas primitivas. Las más arcaicas se recuperaron de una profundidad de tres metros, aunque el equipo asegura que había objetos en todas las capas de sedimento estudiadas.
También se mandaron analizar numerosas muestras –microscópicas– provenientes de huesos, carbón y sedimentos. En ellas se reconoció el material genético de polen, fitolitos –tejido vegetal mineralizado–, pelo y animales. Tras los estudios, los especialistas piensan que pudo tratarse de especies que van desde murciélagos y pequeños roedores hasta cóndores u osos. De hecho, el paleontólogo Joaquín Arroyo, jefe del Laboratorio de Arqueozoología del INAH, explica que el único hueso completo de gran tamaño encontrado fue un báculo de oso negro que data de hace unos 27 mil 500 años.
Foto: Ciprian Ardelean / INAH.
¿Qué significan los hallazgos?
La cueva de Chiquihuite se encuentra en el Monte Astillero, a 2,740 msnm. Ahora el terreno es principalmente seco, aunque hace 30 mil años, asegura Ardelean, el panorama lucía como un bosque, lleno de lagos y azotado por “horribles tormentas, granizo y nieve”. Dicho esto, el arqueólogo sostiene que esta caverna fungió como refugio ocasional de aquellos grupos de cazadores-recolectores. El investigador argumenta que las diferentes formas de roca tallada corresponden a diversas culturas de nómadas, quienes labraron el material para que se adaptara a sus necesidades de defensa e interacción con el entorno.
Dentro existen dos cámaras de 50 metros de ancho y 15 de altura; el suelo está cubierto por estalagmitas. La temperatura siempre es de 12 grados, una característica que apoya la teoría del refugio. Eventualmente, un derrumbe bloqueó la entrada a la caverna y dejó hermético el interior, lo que hizo posible que la materia orgánica y mineral se mantuvieran intactos hasta hoy.
El centro-norte de México pudo haber sido un bosque frío hace 30 mil años.
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Foto de portada: Ciprian Ardelean / INAH
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