Alejandría es el punto de encuentro de tres continentes, que fue griega, después romana, más tarde cristiana y que hasta la actualidad se conserva musulmana. Se encuentra en el delta del Nilo, un oasis exuberante que está rodeado por del desierto norafricano. Una urbe que se fundó hace dos mil 300 años y que en un momento albergó una biblioteca que pretendía reunir el conocimiento de cuanto sabio habitara la Tierra, en este sitio estaban resguardados al menos medio millón de piezas.
El epicentro del conocimiento
Cuando Alejandro Magno llegó a la costa egipcia del Mediterráneo estableció una única misión: construir un imperio de conocimiento. Comenzó con la construcción de la biblioteca, pero murió al poco tiempo. Más tarde su sucesor fue Ptolomeo I que logró juntar pergaminos de los estudiosos más notables. Ubicado en el barrio real, este recinto, lleno de columnas helénicas y decoración egipcia, sirvió como refugio de los grandes eruditos de la época (en particular los griegos). Esta ciudad, que ya de por si era famosa por su importancia mercantil marina y por su imponente faro, se volvió por un instante la capital cultural del mundo occidental.
Fue tal la obsesión de los alejandrinos por poseer la sabiduría global, que hubo un periodo en el siglo III a.C. en el que los barcos que atracaban ahí eran detenidos para que entregaran a un escribano los libros que llevaban a bordo. Estos ejemplares se copiaban tal cual y después la réplica era entregada a la tripulación de los navíos, en tanto que el original se quedaba en la biblioteca.
Pareciera que el destino esperó a que la librería viviera sus mejores años hasta que llegara un momento de declive y eventual desaparición. Después de más de tres siglos en servicio (500 mil pergaminos y un catálogo de 120 volúmenes que se clasificaban en: historia, tragedia o medicina) la biblioteca de Alejandría fue, en teoría, un daño colateral de un ataque bélico. Y es que en el año 48 a.C., Julio César invadió el puerto con intención de sitiarlo y bombardear los barcos mercantiles, pero el fuego llegó hasta este santuario y consumió gran parte de su acervo.
Dos mil años más tarde… una nueva biblioteca de Alejandría
Las letras, ideas y teorías contenidas en este antiguo inmueble vivieron en el imaginario egipcio durante dos milenios, hasta que en 1989 inició la edificación, financiada por la ONU, de la nueva Bibliotheca Alexandrina. Después de 12 años de obra, en 2001 se inauguró este nuevo espacio de 80 mil metros cuadrados, de los cuales 20 mil corresponden a la sala de lectura, la más extensa del mundo.
Esto no solo revivió la esencia de la ciudad, caracterizada por su Corniche, un malecón que mide más de 15 kilómetros que termina (o inicia) a los pies del Palacio de Montazah. Además mejoró las relaciones de la urbe con el mundo, ya que se invitó a diversos países a contribuir con la causa. Gracias a esto, la biblioteca albergara no sólo cuatro millones de libros, sino un conjunto de antigüedades traídas de Grecia, un museo de ciencias, patrocinado por Francia, equipo de cómputo estadounidense y la creación de un centro de investigación liderado por un grupo de expertos de Italia y Egipto, que durante este tiempo se han empeñado en restaurar manuscritos de 500 años de antigüedad.
Una visita a la Bibliotheca Alexandrina es toda una experiencia en sí misma. Además de una inmensa sala de consulta, el recinto cuenta con seis colecciones especializadas, un planetario, cuatro museos (de Antigüedades, Manuscritos, Historia de la Ciencia y del presidente Sadat), 12 centros de investigación académica y cuatro galerías. Los visitantes también pueden ver algunas de las 15 exposiciones permanentes que tiene, por sólo mencionar algunas están la Colección Mohamed Ibrahim, de caligrafía árabe; Bulaq, la primera prensa egipcia cuya impresión inaugural fue un diccionario italiano-árabe en 1822 y una muestra esculturas de Egipto.
La arquitectura como medio para proteger el patrimonio
La arquitectura de la biblioteca es una joya de la humanidad. Para construirla, el despacho noruego Snøhetta ideó una estructura redonda que, además de ser a prueba de fuego, está recubierta por paneles que permiten el ingreso de la luz solar de forma indirecta, una característica que protege el estado de los ejemplares, sobre todo de los libros raros y manuscritos antiguos.
Además, en la fachada de piedra uno puede notar grandes inscripciones alfabéticas de diversas civilizaciones del mundo . Estas fueron cuidadosamente realizadas con el artista Jorunn Sannes que utilizó para labrar las rocas las mismas técnicas ancestrales que los antiguos egipcios.
Recorrer la Biblioteca de Alejandría online
El sitio 360cities tiene uno de sus recorridos digitales enfocados en este espacio egipcio. A través de fotografías en alta definición y de 360 grados, los usuarios pueden saltar de espacio en espacio, como la sala de lectura o el salón de libro raros o la explanada exterior. Pueden comenzar el recorrido en este enlace.
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