En el último siglo, la cantidad de selvas y bosques que hay en el mundo ha disminuido de manera dramática debido a la tala ilegal (ya sea para la obtención de madera o para expandir los espacios de cultivo) y a las extremas sequías que ocasiona el calentamiento global. Con este panorama en mente, Etiopía sembró 350 millones de árboles en todo el país y rompió el récord internacional de reforestación.
El pasado 29 de julio, miles de voluntarios dejaron sus actividades para sembrar semillas de especies endémicas a lo largo del país africano. El objetivo final de esta iniciativa, liderada por el primer ministro Abiy Ahmed, fue que para el fin del verano haya 4.000 millones de nuevos árboles en Etiopía. Hay que destacar que con esta afortunada acción se rompió el récord de reforestació, que tenía la la India tras plantar 49.3 millones de ejemplares.
Este país, ubicado en el “Cuerno de África” (al oriente), es uno de los más afectados por el problema de la deforestación. Según cifras de la ONU, a principios del siglo XX el 35% del territorio etíope estaba cubierto de árboles, porcentaje que se redujo a apenas 4% para el 2000.
Dicho lo anterior se espera que dicha siembra masiva contribuya a la restitución del paisaje natural. También se pretende evitar la erosión del suelo, repoblar hábitats deteriorados e incluso a mejorar la calidad del agua.
Etiopía, una puerta a la vida marciana
En esta nación uno puede encontrar grandes ciudades como Adís Abeba –la capital–, uno de los centros económicos del continente. En cuanto al paisaje, destacan las sabanas, montañas, desiertos y selvas, así como cráter de Dollol uno de los sitios naturales más intrigantes para la comunidad científica por sus peculiares condiciones biológicas.
Ubicado en la depresión de Danakil, este cráter está debajo de una extensión árida, donde la temperatura ronda los 45º. Hablamos de toneladas de magma se mueven inquietas esperando salir propulsadas. La combinación de estos minerales incandescentes, la sal del desierto y el calor de la zona crean un relieve rugoso de colores amarillos y turquesas, de los que emana agua que hierve con una acidez de 0.2, algo extremadamente raro de encontrar en la naturaleza.
Foto de portada: Twitter/Amina J Mohammed
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