África es un continente demasiado extenso como para englobarlo en un solo aspecto. Así como puede albergar extensos y áridos desiertos de horizontes infinitos, también es casa de una colonia de pingüinos. En un punto medio entre ambos extremos se encuentran las áreas del Serengueti y Masai Mara, las cuales son el lienzo de la Gran Migración, uno de los fenómenos animales más impactantes del planeta.
En 1951, el gobierno de Tanzania nombró a esta extensión de aproximadamente 15 mil km² como el Parque Nacional del Serengueti. Se encuentra en el noroeste del país, cerca del Lago Victoria, y es atravesado por los ríos Mara y Grumeti. El territorio alcanza la frontera con Kenia, en donde continúa como área protegida bajo el nombre de Masai Mara.
Durante este movimiento masivo por la sabana africana –donde se elevan escasas acacias o baobabs–, alrededor de dos millones de ñus, 200 mil cebras y miles de gacelas y antílopes recorren más de 3.000 km de sur a norte en busca de hierba fresca para alimentarse. Del mismo modo, la migración representa una gran oportunidad para los depredadores (leones, leopardos, chitas o caracales) de cazar alguna presa para subsistir.
Un ciclo que nunca termina
Aunque en los meses de verano se ve la mayor actividad de los animales, la Gran Migración está siempre sucediendo. La temporada más tranquila para los mamíferos es de noviembre a abril, cuando las praderas del sur del Serengueti están verdes y hay abundante alimento (los locales masáis la denominan la llanura infinita). Sin embargo, con el cese de las lluvias y el inicio de las sequías este paisaje cambia de color al ocre.
A principios de mayo, los primeros especímenes comienzan a trasladarse hacia el norte atravesando el oeste del parque. Ya entrado junio, las manadas de herbívoros se concentran ante su primer obstáculo: el río Grumeti. Una vez del otro lado del cauce, existe un segundo río, el Mara, que representa aún más peligro, ya que ahí habitan cocodrilos –que para esa época esperan hambrientos el paso de los ñus, cebras y gacelas–.
Para los meses de septiembre y octubre, las manadas ya alcanzan el área de Masai Mara y permanecen ahí poco tiempo, pues en octubre emprenden su camino de regreso –esta vez por el lado este del Serengueti– hacia los pastizales de sur. La temporada de lluvias está por comenzar de nuevo, así como su ciclo de vida.
¿Cuándo conviene ver la Gran Migración?
En realidad, en cualquier época de año se pueden divisar animales en la sabana, si se sabe de su posición en la Gran Migración. Sin embargo, existen mejores épocas para hacerlo. Por ejemplo, julio y agosto son meses mucho más óptimos para admirar el cruce de los ríos: una escena fuerte pero que muestra la esencia más pura de la vida salvaje. Por otro lado, durante febrero –que es cuando nacen las crías– las manadas no se mueven mucho y hay más probabilidades de admirar a los animales en la pradera volcánica; si el destino es Masai Mara, la mejor fecha para interceptarlos es en octubre y noviembre.
Sigue a Paola en Twitter.
***
También te recomendamos:
Frases para sobrevivir en Marruecos ( على الرَّحبِ والسَّعة)
Pingüinos africanos (y otras razones para conocer Ciudad del Cabo)
El lobo gris mexicano (y otras razones para viajar al desierto)