Siete maravillas naturales de México (que parecen salidas del surrealismo)

¿Llegará el día en que la humanidad pueda igualar a la perfección de la naturaleza?

07 Aug 2020

“No intentes entender a México desde la razón, tendrás más suerte desde lo absurdo, México es el país más surrealista del mundo”, dijo en 1938 André Breton. Al padre del surrealismo le bastaron cuatro meses de viaje por el país para darse cuenta de que la sociedad, la creatividad de los artesanos y el espíritu revolucionario del momento iban más allá de lo verosímil; un encuentro con un carpintero terminó de formar su percepción única de México.

Un día, el francés le encargó una mesa. La pidió según un boceto que él mismo había trazado: líneas rectas que creaban perspectiva y obedecían al mismo punto de fuga. El carpintero aceptó gustoso y días después entregó un artefacto que era todo menos una mesa convencional, pues plasmó literalmente el diseño de Breton: una superficie trapezoidal con tres patas de diferentes longitudes.

Así como el ingenio del artesano sorprendió a Breton, los paisajes mexicanos no se quedan atrás. Por todos los rincones uno puede encontrar formaciones naturales que se asemejan a masas derritiéndose, aguas de tonalidades extraterrestres o rocas de geometría imposible. El surrealismo no queda mal para describirlas, pues se desvían de toda concepción tradicional y verosímil que tenemos de la naturaleza y sus manifestaciones. Lugares que parecen salidos de la ficción en los que es evidente que el arte imita a la realidad.

Conocer estos espacios no sólo es un viaje especial, sino que también es la oportunidad de ganar conciencia acerca de ellos y de la importancia de conservarlos. Así, en honor a esto, seleccionamos siete lugares que nos muestran un pedazo de la riqueza ecológica del país; una prueba de que la naturaleza puede ser tan surrealista –o más– como las pinturas más célebres de esta corriente artística.

Las Coloradas

Yucatán

playa rosa de Yucatán

Estos espejos líquidos de tonalidades magenta pertenecen al lago del mismo nombre y se encuentran a 2:45 horas de Mérida o tres de Cancún. Su particular color se debe a la alta salinidad de los sedimentos, así como a la halobacteria –seres microscópicos de membranas violetas– que abunda en el agua. Además, entre junio y agosto es un lugar aún más digno de visitarse, pues en esa época llegan las parvadas de flamencos y otras especies de aves marinas.

Dunas de Samalayuca

Chihuahua

dunas de samalayuca

Foto: Félix García / Wikimedia Commons

En el corazón del Área Natural Protegida Médanos de Samalayuca, al sur de Ciudad Juárez, hay dunas de arena. Estas formaciones desérticas son provocadas por las cambiantes corrientes de aire y se pueden aprovechar de muchas formas, como haciendo sandboarding (surfear por las pendientes), caminatas o simplemente para admirar la inmensidad del paisaje y dejarse llevar por el silencio. Si se puede, hay que dedicarle una noche a ver un cielo tapizado de estrellas.

Sierra de Órganos

Zacatecas

sierra de organos zacatecas

Foto: Alejandro Hernández Osuna /Flickr

Este conjunto de formaciones rocosas se ubica cerca de la frontera del estado de Durango. Las estructuras verticales son de riolita, una roca volcánica que hace posible que el viento se filtre a través de los ellas y genere sonidos similares a los de un órgano, de ahí su nombre. Además de disfrutar de este espectáculo musical, una de las actividades preferidas por los visitantes es hacer bici de montaña y senderismo.

Islas Marietas

Nayarit

islas marietas

Foto: Christian Frausto Bernal / Flickr

En la cercanía de la costa de Bahía de Banderas, en el Pacífico mexicano, uno da con pedazos de roca volcánica cubiertos de flora endémica que tienen numerosos túneles submarinos y aberturas en la superficie. Debajo de uno de estos agujeros está una de las playas más extrañas del planeta: la Escondida, también llamada la playa del amor. Debido a la baja profundidad del túnel que llega a ella, la única forma de entrar a este sitio es nadando. Asimismo, por cuestiones de conservación, el número de visitantes diarios está restringido.

Grutas de García

Nuevo León

Foto: Tito García / Flickr

Al norte de la ciudad de Monterrey se eleva el Cerro del Fraile, en cuyo interior hay un complejo sistema de cuevas y pasadizos subterráneos. Con 27 cámaras y 2.5 kilómetros de caminos, estas grutas son unas de las más extensas de todo México. Sin embargo, lo que las hace diferentes es que están compuestas de rocas sedimentarias, es decir, esas piedras que millones de años atrás formaban el suelo marino; por eso en la actualidad es posible contemplar fósiles en las paredes del lugar.

Prismas basálticos

Hidalgo

prismas basálticos

Foto: Diego Delso / Wikimedia Commons

A tan sólo 15 minutos de Huasca de Ocampo se encuentra Santa María Regla. Este poblado es famoso por los Prismas basálticos, un conjunto de formaciones volcánicas que son peculiares columnas hexagonales. Tienen aproximadamente un metro de diámetro y algunas alcanzan los 50 metros de alto; otras se han quebrado. Se trata de lava que fue expulsada de las entrañas de le Tierra hace millones de años y que se enfrió lentamente por agua. Los primeros indicios de la existencia de estas estructuras pétreas data del siglo XIX, cuando Alexander von Humboldt estuvo en México. Hoy se puede admirar desde lo alto, en un puente colgante.

Hierve el Agua

Oaxaca

hierve el agua

Foto: Eduardo Robles Pacheco / Flickr

Desde la distancia parecen cascadas color arena, pero de cerca se puede apreciar que son caídas de agua endurecida desde la prehistoria. En las montañas de la Sierra Mixe y la Sierra Norte de Oaxaca –70 km al este de la capital– uno llega a la cima y se encuentra un borbollón de agua dura, llena de azufre, potasio y carbonato de calcio que, al escurrir y entrar en contacto con el aire, se petrifica. El resultado son dos cascadas, de 12 y 30 metros de alto, que parecen una imagen inmortalizada de la Tierra escupiendo; una vista que hay que ver una vez en la vida.

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Foto de portada: Elelicht / Wikimedia Commons

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