Aunque suene raro, recorrer el mundo para buscar aquellos escenarios que emulan los paisaje lunar se ha convertido en una moda para todos los entusiastas del cosmos. Y es que aunque sepamos poco de ello, la Tierra nos ofrece diversos parajes que permiten, incluso, saber cómo huele el satélite, cómo es la textura de un meteorito o cómo es dejar huella en un planeta desconocido.
Dado que viajar a la Luna es una de las ambiciones más longevas de la humanidad (recordemos que Galileo Galilei publicó los primeros dibujos de la superficie del astro), a continuación les compartimos esos destinos que son, tal cual, un homenaje terrenal a la “bola de queso”.
España
Alejado de toda contaminación lumínica y en medio de una inmensa reserva natural, se encuentra el Albergue de Aliaga, una suerte de hotel-parque con características únicas: tranquilo, limpio, sereno y, a simple vista, muy cerca del Universo. Este sitio se enfoca en las Experiencias Starlight, que incluyen, entre otras actividades, admirar las estrellas, tocar un meteorito real de la Luna, conocer el olor y el sonido de otros planetas (como Urano), así como probar la comida con la que se alimentan los astronautas durante sus misiones en el Espacio.
Dónde: Calle Castellon s/n, Barrio de Santa Bárbara, Aliaga, Teruel
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Estados Unidos
El Meteor Crater, también conocido como Cráter Barringer, se encuentra en Arizona y suma más de 50 mil años de existencia –cuando un meteorito de millones de toneladas de peso se estrelló contra la roca sólida–. Este enorme agujero mide 1,5 kilómetros y 150 de profundidad y su aspecto es tan desolado y asombroso, que los visitantes sienten que han llegado a la Luna o a Marte; tal vez porque se encuentra en medio de las llanuras áridas del desierto de Estados Unidos. El cráter está a una hora en automóvil de Flagstaff, Arizona, por la famosa Ruta 66.
Dónde: Interstate 40, Exit 233, Winslow, Arizona
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Chile
Se dice que en Atacama, Chile, hay un tramo de 100 kilómetros nombrado Llano de la Paciencia; en este sitio literalmente no hay nada, absolutamente nada, ni un árbol, planta o monte que interrumpa el paisaje lineal y desértico. Muy cerca de ahí está el famoso Valle de la Luna, donde las dunas negrísimas y la tierra desbaratada, crean una atmósfera parecida a la que existe en nuestro satélite. Aquí abundan extrañas formaciones rocosas de minerales como sal y arcilla. El entorno es tan silencioso y tranquilo, que una de las actividades favoritas entre los visitantes es la contemplación.
Dónde: San Pedro de Atacama, Región de Antofagasta, Chile.
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Australia
Según la historia, hace unos 300 mil años una roca de 50 mil toneladas (que se cree se desprendió de la Luna) se estrelló en el sur de Gondwana, provocando un cráter de 875 metros de diámetro y 60 de hondo en el centro-norte de Australia. Se le conoce como Kandimalal y es el segundo cráter más grande del mundo. En los alrededores se puede practicar senderismo, lo que permite que las personas se sientan como astronautas.
Dónde: Halls Creek, 6770
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México
La Reserva de la Biosfera de El Pinacate y el Gran Desierto de Altar, localizado en Sonora, conjuga dunas activas (de hasta 220 metros de altura) con cráteres volcánicos y una biodiversidad extremadamente rica con más de mil especies de flora y fauna. Sus parajes son tan extremos (y extensos: 714,566 hectáreas), que en 2018 fueron utilizados como lugar de entrenamiento para los astronautas que llegarán a Marte en 2030.
España
El Parque Nacional de Timanfaya cuenta con al menos 25 cráteres en su superficie debido a las múltiples erupciones ocurridas entre 1730 y 1736. Aquí hay estructuras geomorfológicas (de gran interés vulcanológico) que fueron generadas gracias a las nulas precipitaciones; de hecho en este sitio la huella de un pie puede permanecer marcada varios años. Si sólo cuentan con un día para conocer el Parque, les recomendamos empezar por las Montañas de Fuego, que es donde inicia la famosa Ruta de los Volcanes, con un trayecto de más de 13 kilómetros.
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