Caño Cristales o el surrealista río de los cinco colores
Y pensar que todos sus colores son provocados por una planta que crece en su cauce.
POR: Paola Gerez Levy
Desde el larguísimo río Nilo que atraviesa África hasta los canales navegables de Ámsterdam, los cauces de agua están presentes en todos lados y de todas las maneras imaginables. Al otro lado del mundo, en Colombia, fluye con tranquilidad el Caño Cristales, un riachuelo que no supera los 20 m de anchura pero cuyas aguas multicolores superan cualquier concepto fluvial.
Lo primero que llama la atención al toparse con esta maravilla natural son sus tonalidades fucsia, amarilla, azul, verde e incluso negra, las cuales resaltan aún más gracias al agua cristalina que fluye por su cauce –el cual ronda los 100 km de longitud–. A lo largo de este río no solo hay colores sino también numerosas albercas naturales, cascadas redondas y enormes piedras blancas de origen volcánico que se calcula se originaron hace alrededor de 1.200 millones de años.
También conocido como el río de los cinco colores, se encuentra en el Parque Nacional Natural Serranía de la Macarena, al centro del país latino. En esta región convergen tres enormes hábitats de vida silvestre: la Amazonía, la Orinoquía y el Bosque Andino, y gracias a ello podemos encontrar una biodiversidad tanto vegetal como animal incomparable, como la planta endémica que da el color al río.
La planta rosa que pinta al Caño Cristales
La razón del color del agua del río de los cinco colores se debe al crecimiento de la planta endémica Macarena clavigera. A diferencia de la flora común, esta crece de la base rocosa del río. El color se ve más concentrado en su tallo, pero alcanza hasta la punta que luce como una bolita de algodón llena de frágiles venas.
Estos especímenes son raros, pues su funcionamiento se ha adaptado a la alta concentración de minerales que hay en el suelo de la región. Otra flor que logró crecer en este ambiente son las orquídeas de la rama Vellousea, de elegantes pétalos blancos.
El soporte de las macarenia clavigera son las piedras y no un sedimento. Una de las consecuencias de ello es que, como no hay sedimento –la fuente de alimento de los animales marinos–, el río está exento de peces. Pero no pasa nada, pues fuera del agua se pueden admirar numerosas especies fascinantes como iguanas, osos hormigueros, jaguares, venados, caimanes y los endémicos hoatzines.
Visitar el río de los cinco colores
La mejor época para ir es la segunda mitad del año, desde junio a diciembre, ya que el primer semestre el parque permanece cerrado debido a que las plantas se encuentran en temporada de reproducción y el suelo del riachuelo luce como cualquier superficie rocosa.
Sin embargo, además de Caño Cristales se pueden realizar un sinnúmero de actividades de aventura, como bajar por los rápidos del río Guayabero, hacer senderismo o bicicleta de montaña. También vale la pena visitar Angostura, un sitio que resguarda una serie milenaria de petroglifos zoo y antropomorfos obra de las tribus guayaberas y tiniguas.
Para llegar al río de los cinco colores es necesario tomar un vuelo desde la ciudad de Villavicencio –a cinco horas en auto desde Bogotá– a La Macarena, un poblado al borde del área natural. Por más extraño que parezca, aquí hay una pista de aterrizaje que fue previamente aprovechada por las FARC y que hoy recibe a miles de visitantes.
El surgimiento de un destino
Durante décadas, la región colombiana donde se encuentra Caño Cristales fue ocupada por los guerrilleros que pertenecía an las FARC. Sin embargo, tras el diálogo de paz de la última década este sitio comenzó a recibir poco a poco sus primeros visitantes; tan solo entre 2010 y 2016 el número de viajeros en el sitio aumentó en un 110%.
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