Existe una verdadera catedral de libros (que todos deberían de conocer)
Su fundador, George Peabody, pidió que la biblioteca estuviera abastecida con los mejores libros de su tiempo
POR: Diego Ávila
Los museos y las iglesias usualmente ocupan el primer sitio entre los lugares más visitados en las ciudades. Sin embargo, las bibliotecas y librerías cada vez ganan más popularidad como espacios que se deben visitar por derecho propio. Algunas son de gran valor histórico, otras tienen importancia artística o arquitectónica, y otras son verdaderos iconos de los destinos.
Además de ser lugares tranquilos, donde se puede escapar del bullicio de las calles, las bibliotecas son verdaderos monumentos de su tiempo. Algunas se mandaron hacer tras los caprichos de reyes o de personajes célebres. Algunas vieron pasear entre sus anaqueles a los mejores escritores del mundo. Algunas guardan en su interior las obras escritas más importantes de la humanidad.
Y aunque cada recinto dedicado a los libros es único e importante, vale la pena detenernos en uno en particular. Se trata de la biblioteca del Peabody Institute en la ciudad estadounidense de Baltimore en los Estados Unidos. Un verdadero paraíso literario que fue hecho por el filántropo George Peabody como un obsequio a los habitantes de la ciudad para agradecerles por su amabilidad y hospitalidad.
Una catedral de libros al servicio del público
La biblioteca abrió sus puertas en 1878 y fue diseñada por el arquitecto Edmund G. Lind. Cuenta con una planta baja y cinco pisos superiores decorados con balcones de hierro forjado que dan al atrio principal una profundidad de casi 20 metros de altura. El arquitecto quería que las seis plantas del edificio pudieran bañarse de luz natural, por lo que diseñó un enorme tragaluz que permite que durante el día ilumina casi todo el edificio. Su altura e iluminación le han ganado el apelativo de “la catedral de los libros”.
Según los deseos de Peabody, la biblioteca debería de “estar bien provista con los libros mejor clasificados en cada uno de los departamentos del conocimiento.” Hoy en día, el edificio alberga 300 mil volúmenes que abarcan temas desde el Renacimiento hasta el siglo XIX. Sus fuertes son arquitectura, arte, geografía, historia y literatura tanto de los Estados Unidos como de Inglaterra. Asimismo también contiene una buena colección de títulos sobre la historia de la ciencia, viajes, exploraciones y lenguas romances.
George Peabody: el padre de la filantropía moderna
Tanto el Peabody Institute como su biblioteca fueron creaciones del millonario George Peabody, quien es considerado el padre de la filantropía moderna. A pesar de haber nacido en el seno de una familia pobre en el estado de Massachussetts, Peabody consiguió construir una exitosa carrera como banquero y se mudó a Londres, donde se convirtió en el financiero estadounidense más reconocido. A pesar de haber amasado un gran fortuna, Peabody mantuvo los hábitos frugales de su juventud, y decidió usar gran parte de su fortuna en ayudar a los más necesitados.
Peabody estaba convencido en la importancia de la cultura, las artes y la educación para mejorar la calidad de la vida humana. De esta manera, decidió fundar un centro educativo que se enfocara únicamente en la formación de músicos y demás expertos en disciplinas creativas. Así nació el Peabody Institute en 1857, el primer recinto intelectual de estudios superiores sobre arte en los Estados Unidos.
En 1977 el Peabody Institute se afilió a la universidad Johns Hopkins y desde entonces su biblioteca es parte de las “Bibliotecas Sheridan” del centro de estudios. Hoy en día se mantiene abierta al público y abre de martes a sábado de 10h00 a las 17h00 salvo los viernes que cierra a las 15h00 y los sábados a las 13h00.
Una ruta de grandes bibliotecas públicas
Además de la Peabody en Baltimore, muchas otras ciudades en la costa este de los Estados Unidos cuentan también con grandes y hermosas bibliotecas públicas construidas a finales del siglo XIX y principios del XX. Esto se debe a que para los filántropos estadounidenses de esa época, construir este tipo de edificios era una opción muy popular si querían hacer un obsequio duradero a la ciudad. De la Biblioteca Pública de Nueva York a la nueva Apple Store de Washington (ubicada en una antigua biblioteca Carnegie), visitar estos edificios puede ser el pretexto perfecto para un viaje.
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