Alguna vez oí que la bicicleta era el mejor medio de transporte para viajar: “no tan rápido como para perderte de los detalles del paisaje, ni tan lento como para aburrirte”. Además, se le puede incluir el beneficio de no depender de un combustible.
Hay gente, como Aigars Lauzis, que toman este principio muy en serio y lo llevan muy lejos; tan lejos como de Londres a Tokio. Después de realizar un viaje de cuatro años sobre dos ruedas entre las dos capitales, el letón se dio cuenta que si bien viajar en bicicleta tiene estos beneficios, también viene con muchas incomodidades que podrían ser aminoradas con un par de modificaciones… un principio que también llevó muy lejos.
Así nació Z-Triton, un triciclo, bote y casa, todo en uno. Este vehículo, equipado con dos baterías de 250 vatios que logran una velocidad de 40 kilómetros por hora en tierra y 10 en agua, podría convertirse en una nueva manera de viajar en tiempos en que es preferible no subirse a un avión.
En el interior pueden dormir dos personas cómodamente y cuenta con luces, controlador de humedad, ventilador y un enchufe para cargar los dispositivos. También tiene una pequeña cocina que se puede ocupar para calentar lo básico cuando se está en medio de una carretera.
Al llegar a un lago, basta con mover el manubrio y la llanta de enfrente para convertir este vehículo terrestre en uno acuático. Si bien sólo se trata de un prototipo, es una propuesta interesante de movilidad para abarcar grandes distancias y estar aislado de la gente.
El mejor vehículo después del COVID-19
Debido a la crisis ocasionada por la pandemia del COVID-19, la Organización Mundial de la Salud emitió la recomendación de que, para hacer frente a la crisis, se debe optar por “caminar o andar en bicicleta”. Después de todo, los traslados en dos ruedas permiten que las personas mantengan la sana distancia, una medida esencial para contener la propagación del virus. Pero además, este vehículo mantiene los niveles bajos de contaminación y aumenta el promedio de ejercicio de la población.
Hay que destacar que antes de que llegara el coronavirus ya había ciudades que pretendían imponer a la bicicleta como el transporte del futuro. Sin embargo, la pandemia podría acelerar este proceso, y en un unos meses podríamos ver cómo algunos países incluso transforman su infraestructura para lograr que haya más rutas ciclistas.
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