Cada destino se mueve a su ritmo. Hay ciudades como Nueva York que tienen un paso acelerado, no apto para todos; o lugares más pequeños como los pueblos pesqueros de México que asimilan el tiempo de manera más pausada.
Sea cual sea el ritmo en el que uno vive, viajar siempre ha sido una forma de romper con la monotonía del día a día. En tiempos como éstos, en los que es preferible no salir de casa, nos hemos visto forzados a transformar el tiempo y el espacio que nos rodea. Para algunos, la solución ha sido ocuparse a través de recorridos virtuales por zonas arqueológicas, cursos en línea impartidos por los mejores museos del mundo, con películas que nos invitan a viajar, etc.
Pero además de ser sobreproductivos, algunos especialistas recomiendan usar esta pausa para permitir que la mente descanse y que los pensamientos fluyan. En ese sentido la imaginación juega un papel por demás importante y qué mejor manera de alimentarla que con sonidos de los sitios más recónditos de la Tierra.
La propuesta en particular es escapar de la monotonía, y escuchar diez horas del ambiente del Ártico. ASMR es un canal de YouTube con una colección de videos en los que se pueden oír sonidos ambientales en diferentes partes del mundo. Tal vez uno de los más enigmáticos es, precisamente, ese que reproduce los sonidos estáticos (y relajantes) del Polo Norte.
En el video se puede contemplar un rompehielos inmóvil en medio del mar congelado, rodeado de una atmósfera donde el sonido (un ruido blanco) y la luz (que no delata si es de día o de noche) generan en el espectador una sensación tranquila y paradójicamente cálida.
Para no tener que escuchar las diez horas, nuestra recomendación es empezar en el minuto 30. Al principio hay calma y uno no entiende si se escucha el ambiente, el viento que choca con el micrófono o los sonidos del agua que fluye bajo las capas congeladas. De pronto, el “silencio” se interrumpe cuando enormes placas de hielo se retuercen, unas contra las otras, momentáneamente.
Para dormir en el Ártico
Arctic Bath, Suecia
Ubicado a pocos metros de la línea del Círculo Polar Ártico, este hotel redondo tiene la particularidad de estar cimentado sobre una estructura que flota sobre el agua. El sitio, diseñado por los arquitectos Bertil Harström y Johan Kauppi, abrió el 15 de enero y es un verdadero santuario de bienestar en el que hay un amplio spa, tres saunas y un baño de hielo, para quienes se atrevan a meterse en el agua de río Lule que pasa por ahí.
Arctic Bath cuenta con 12 habitaciones, seis en tierra firme y seis flotantes, cuyo diseño acogedor y de ambiente nórdico corrió a cargo de Ann Kathryn Lundqvist. En cuanto a la gastronomía, en el restaurante del hotel se puede incursionar en los sabores de la cultura lapona de los samis: platillos saludables cocinados con ingredientes locales.
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