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Mona Lisa es la obra más famosa del mundo, pero ¿es la más importante?

Con cerca de ocho millones de espectadores cada año, la Mona Lisa ha pasado de ser una obra de arte a una atracción turística.

POR: Paola Gerez Levy

Hablar de arte es un tema delicado. Dada su naturaleza primordialmente subjetiva y estética, existen tantas formas de admirarla y criticarla, que explorar cada una de ellas nos llevaría días enteros. Sin embargo, entre esculturas de la Antigüedad y las vanguardias del siglo XX, destaca una obra que se ha convertido en la más famosa del mundo. Hablamos de la Mona Lisa, una pintura del italiano Leonardo Da Vinci que se exhibe, nada más y nada menos, que en el Museo del Louvre en París.

De las 35 mil obras que se exhiben en dicho recinto (que rompió su récord de visitantes en 2018 al alcanzar los 10 millones), la Mona Lisa es la que más llama la atención. Incluso el museo concluyó que el 80% de los asistentes compra una entrada únicamente para admirar esta obra que se encuentra resguardada detrás de una vitrina antirreflejante y antibalas, sin importar que haya que esperar minutos para que entre en su campo de visión, que se vea desde la distancia o que haya tiempo límite para permanecer frente a ella.

La Mona Lisa en la Salle des États. Foto: Francesco Vaninetti/Getty

Esto rompe con cualquier regla de la apreciación del arte, donde se valora la distancia desde la que se mira un cuadro, el tiempo que uno se toma para analizarlo y los diferentes efectos que puede generar la luz que lo ilumina. Derivado de esto, de las constantes decepciones de los turistas y del gentío descontrolado que inunda el Louvre en los últimos años, diversos críticos de arte han opinado que este pequeño óleo debería salir de la exhibición permanente del Louvre.

¿Por qué la Mona Lisa es tan famosa?

Realizado entre 1503 y 1519 (aunque muchos están convencidos que data de 1506), este lienzo de madera de álamo, de 77 cm de alto por 53 cm de ancho, muestra el retrato de Lisa Gherardini portando un vestido oscuro y un apenas perceptible velo, esposa del adinerado florentino Franceso de Giacondo (de ahí su alias La Gioconda). En esta pintura, el renacentista se presentó como el pionero de los retratos en pose de 3/4, así como de la técnica del sfumato, la cual consiste en manejar capas delgadas de pintura para crear formas de bordes difusos.

Uno de los argumentos que más ha trascendido sobre la importancia de la Mona Lisa es su mirada, que en opinión de muchos, es particular porque pareciera que en todo momento mira al espectador (aunque un estudio lo desmintió demostrando que sus ojos apuntan unos 15º a la derecha del admirador). Por otro lado está la boca, descrita como “enigmática”, porque, dependiendo de cómo se le mire, parece seria o bien sonríe ligeramente.

Todo debido a un robo

Al final del debate, la razón con las que más personas y estudiosos concuerdan es que la fama de la Mona Lisa se originó después de que fuera robada hace más de 100 años, en 1911, del mismo Louvre. Fue el italiano Vicenzo Peruggia, quien trabajaba en la institución, quien huyó una noche de agosto con el lienzo bajo su abrigo. Su intención fue llevarla a Italia (a donde según él pertenecía), pero se delató dos años más tarde, cuando agendó una cita con un comerciante de arte y el entonces director de la Galería de los Uffizi en Florencia, y fue arrestado. Después de una gira exhibiéndose en la península itálica, la pintura regresó al museo parisino en 1914.

¿Qué pasó en esos tres años de ausencia? El Museo del Louvre empezó a experimentar sus primeras filas en la entrada. Contrario a la misión del recinto cultural, la gente se formaba en la entrada para no ver a la Mona Lisa y admirar el espacio vacío y el clavo aislado en la pared. Aún así, cuando la obra estuvo de regreso en su lugar, los locales y los viajeros siguieron acudiendo al recinto a ver la pieza que desapareció y volvió. Desde ahí, la Mona Lisa ha sido la obra más icónica del Louvre y del mundo entero.

EL Louvre cuenta con una pirámide de cristal del arquitecto I.M. Pei

¿Hay obras que podrían ser la Mona Lisa?

Una de las razones de exhibir la obra de Da Vinci es que el óleo pertenece al Estado Francés desde que fue adquirido por el rey Francisco I en el siglo XVI. Sin embargo, el Louvre tiene numerosas salas que resguardan pinturas que tienen, para muchos, una historia más valiosa que el óleo de Da Vinci.

Una de ellas es La libertad guiando al pueblo, de Eugène Delacroix. Esta escena llena de movimiento, con dimensiones de 2.6 por 3.25 metros, hace una alusión al bullicio nacionalista que vivió Francia durante su revolución en 1789, aunque el pintor la realizó 41 años después del conflicto. La mujer descubierta, haciendo alusión a las victorias griegas, sostiene la bandera nacional mientras diversos personajes, entre ellos obreros, burgueses y niños empuñando armas blancas y de fuego, siguen su rumbo hacia la liberación del país

Eugène Delacroix, La libertad guiando al pueblo, 1830.

Otra joya dentro del museo más visitado del mundo es la escultura griega de la Venus de Milo, también conocida como la Afrodita de Milo –la diosa helénica de la belleza y el amor. Esta figura humana de mármol, que en los ajetreos de sus 22 siglos de historia perdió los brazos, se eleva 2.11 metros sobre una plataforma y es probablemente la segunda obra de todo el Louvre por donde desfilan más personas.

Venus de Milo.

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