Como desde hace miles de años, las líridas –lluvia de estrellas formada básicamente por el polvo y las rocas que se desprenden del cometa Thatcher– serán visibles por unas cuantas horas las noches del 21 y 22 de abril, aunque sus rastros, no tan potentes, se podrán divisar hasta la noche del 25 de abril. Según los registros antiguos, el primer fenómeno cósmico de este tipo se registró en el 687 a.C.
Esta ocasión el suceso coincide con la luna en su fase más oscura, es decir la Luna nueva, lo que significa que la lluvia de estrellas de abril se podrá ver más brillante que en otros años. Para esta ocasión, lo recomendable es asomarse por la ventana por ahí de la 1 de la madrigada del 22 de abril, cuando las Líridas muestren su máximo esplendor.
Lo ideal es aguardar en sitios oscuros, libres de toda contaminación lumínica y de obstáculos como rascacielos. Por suerte no es necesario usar ningún tipo de telescopio ni escalar una montaña. Basta recostarse, poner atención y esperar.
Las líridas deben su nombre al origen de todas sus estrellas fugaces: la constelación Lyra, que nació, de acuerdo a los relatos griegos, luego de que Zeus le ordenara a un águila que subiera su lira hasta el firmamento para que sus hazañas quedaran inmortalizadas junto a los astros del cielo.
Esta lluvia cósmica es considerada una de las más espectaculares, dado que los meteoros (característicos por dejar rastros visibles y brillantes) pueden alcanzar velocidades que superan los 49 kilómetros por hora. Aunque en años anteriores se han visto hasta 100 aerolitos por noche, esta vez se prevé la presencia de entre 10 y 20 por hora.
Para conocer la posición de las líridas pueden revisar la información aquí. También pueden ver este video del 2018, en donde se aprecia con claridad el acontecimiento.
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