Para México, agosto es ese mes en el que terminan las vacaciones, en Europa apenas comienzan. Por su parte, mientras que la ley otorga seis días de vacaciones por año en este país, en sitios como Francia, Finlandia, Dinamarca y Luxemburgo hay periodos de descanso obligatorios de un mes. Muchos no dudan en utilizar sus días lejos del trabajo durante todo el verano. Esto se debe a que en el Viejo Continente existe la idea que al menos una vez al año hay que relajarse y descansar.
Esta convicción no sólo es muy gratificante para los individuos, sino que es provechosa para la sociedad en su totalidad. De los 36 miembros de la OCDE, ocho de las diez naciones más productivas del mundo están en Europa, en tanto que México se encuentra entre los últimos lugares. Esto no indica, entre otras cosas, que tomar tiempo libre tiene algo (o quizás mucho) que ver con la eficiencia de los trabajadores.
El origen: vacaciones eficientes
La tradición de ir en masa a la playa durante agosto existe desde finales del siglo XIX, cuando muchas fábricas inglesas adquirieron la costumbre de mandar a todo su personal a pueblos costeros. Asimismo, hasta la década de los ochenta del siglo pasado, la planta central de Volkswagen en Wolfsburg, llena de obreros italianos, aprovechaba el octavo mes para que los trabajadores pudieran regresar a sus ciudades de origen. Esto era sumamente efectivo, pues para que una fábrica sea lo más eficiente posible se requiere que todos sus empleados trabajen al mismo tiempo, así que lo más conveniente era que todos tomaran vacaciones en tiempos parecidos.
Se volvió así socialmente aceptado tomar semanas de descanso en verano, y pronto otros sectores sociales empezaron a copiar el hábito industrial de salir de vacaciones en el mes de agosto. Otra de las razones por las que se instituyó el descanso obligatorio durante esta época fue el clima. En Europa los meses veraniegos son los más calurosos por lo que resultaba más práctico que las personas lo aprovecharan para descansar y recargar energías, en lugar de pasar los días en una oficina siendo improductivos.
Lo anterior crea una reacción en cadena, pues si muchos trabajadores están fuera, los que se quedan tienen menos trabajo que hacer. Así que resulta práctico que también se tomen un tiempo libre. Incluso negocios de servicios han aceptado esta tradición, y aunque podría parecer ilógico que cierren durante algunas de las semanas más turísticas del año, existe la conciencia de que descansar es necesario para poder trabajar mejor.
Más descanso y mayor productividad
Aunque en teoría pudiera parecer que tomar más vacaciones es sinónimo de ser menos productivos, los trabajadores europeos se encuentran entre los más rentables del mundo. No descansar incrementa las probabilidades de enfermarse, aumenta los niveles de estrés, crea hábitos alimenticios no tan buenos y puede agotar mentalmente a las personas. El desgaste psicológico afecta también al cuerpo y, eventualmente, multiplica las posibilidades de sufrir hipertensión y otros padecimientos.
De hecho, trabajar más horas no significa trabajar mejor, pues tras varios meses sin tomar vacaciones la productividad empieza a decaer El cerebro maximiza su capacidad de aprendizaje después de alejarse de la rutina, así que tomar un tiempo fuera de la oficina y tener una vida balanceada no sólo aumenta la eficiencia, sino que también fomenta la creatividad y cuida el bienestar.
Viajar es también una de las mejores maneras para cultivar las relaciones interpersonales, ya sean con familiares, parejas o amigos. Además, la ausencia de los empleados puede ser un buen pretexto para darle mantenimiento e incluso hacer mejoras en el lugar de trabajo.
Así, y aunque pudiera parecer irónico, parece ser que tomarse más y más largas vacaciones, es una de las claves para poder trabajar mejor.
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