Baja California

La Rumorosa: curvas, pendientes y paisajes rojizos de Baja California

Durante décadas, esta se consideró como la carretera más peligrosa de México.

POR: Paola Gerez Levy

La Península de Baja California es un rincón un tanto particular por sus condiciones climatológicas y paisajísticas. Mientras que en el sur hay playas semivírgenes y aguas transparentes que invitan a bucear, en el norte el panorama se vuelve árido y montañoso. Una de las joyas de esta región es La Rumorosa, una carretera que atraviesa una cordillera y ofrece vistas panorámicas en cada una de sus curvas.

Durante 20 kilómetros, el paisaje parece la superficie de Marte.

Esta carretera –la 2D– conecta la ciudad de Mexicali con el pueblo mágico de Tecate. Si bien el nulo relieve del terreno fronterizo permite construir autopistas prácticamente en línea recta, esta vía es la excepción porque cruza la Sierra de Juárez. A lo largo de 20 kilómetros, el camino asciende de forma ondulada hasta el punto más alto (1.230 metros sobre el nivel del mar) y vuelve a bajar sin dejar de serpentear debajo del vuelo de los cóndores.

Su construcción se llevó a cabo al finalizar la Revolución. Lo que inició como un frágil camino de terracería pronto se convirtió en una carretera de solo dos carriles. Esto provocaba una gran cantidad de accidentes automovilísticos (aún se pueden ver camiones desbarrancados en los acantilados) y durante décadas se consideró la más peligrosa de México. Sin embargo, en 2008 se construyó una paralela y ahora cada una corresponde a un sentido.

Lo mejor es recorrer La Rumorosa de ida y vuelta, pues cada sentido ofrece vistas diferentes.

Para vivir la experiencia de las vueltas cerradas y las fuertes corrientes de aire –también se pueden divisar unas cuantas turbinas eólicas–, lo mejor es manejarla en ambos sentidos, pues cada una de las vías proporciona vistas distintas: a veces piedras terracota, a veces un horizonte plano y árido. Además del espectáculo natural, también existen sitios culturales que se pueden visitar durante el trayecto.

El Vallecito

En la salida del km 72 se llega a un sitio arqueológico en el corazón de las montañas en donde no hay grandes pirámides sino un conjunto de pinturas rupestres y petrograbados. Dichas impresiones fueron obra de las tribus seminómadas kumiai, quienes plasmaron figuras geométricas y siluetas humanas y zoomorfas. La más famosa es la conocida como El Diablito, la cual se relaciona con el solsticio de invierno.

De los 23 conjuntos de pinturas rupestres en El Vallecito, solo cinco está abiertos al público. Foto: CNCPC-INAH

Campo Alaska

Después de cruzar La Rumorosa uno llega al poblado del mismo nombre, donde se encuentra una casa de piedra. El edificio se construyó en los años 20 para ser la sede del gobierno de Mexicali durante la cálida época de junio a octubre. Luego fungió como cuartel militar y por último como un manicomio, el cual operó hasta 1955. 50 años después pasó a ser propiedad del estado e instauró un museo con una colección que ilustra la historia de la región.

El Campo Alaska fue inaugurado como museo en 2005.

 
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