La presencia de grupos indígenas en México es tan innegable como numerosa. En este país hay más de 50 grupos autóctonos que lograron sobrevivir a la Conquista y han mantenido a los largo del tiempo sus tradiciones más arraigadas. Una de las comunidades prehispánicas más representativas y ricas en cosmogonía es la de los huicholes. Esos seres que conocen el desierto como nadie, que habitan en el centro-occidente del país y que veneran a la Wirikuta como una región sagrada.
Esta reserva, de magnífica biodiversidad, se extiende en el norte del estado de San Luis Potosí y es destino de una peregrinación kilométrica que todos los años hacen los wixárikas por Jalisco, Nayarit, Durango y Zacatecas. Esta procesión se realiza desde hace siglos, y es tan impresionante que ha habido cientos de cineastas y fotógrafos que han intentado seguirla. Y aunque hay muchas propuestas visuales valiosas, vale la pena destacar un documental que registra todo lo que gira alrededor de ella; los participantes, el punto de partida y de llegada y, por desgracia, los desafíos a los que se enfrentan los huicholes en el siglo XXI.
Un filme para hacer oír las voces tradicionales de los wixaritari
Huicholes. Los últimos guardianes del peyote es un documental producido por Kabopro Films y dirigido por el argentino Hernán Vilches. Aunque la pieza audiovisual dura poco más de dos horas, para lograr concretarla, los realizadores trabajaron durante tres años y estrenaron el resultado final en Real de Catorce en 2014.
En el filme la audiencia conoce a una serie de personas que nos guían por este rito. Desde el inicio escuchamos, por ejemplo, la historia de Clemente Ramírez, un estudiante de Guadalajara que cada vez que regresa a sus raíces tiene otra vida, otro nombre, otras creencias y otras prioridades. Él como muchos otros pertenece a la comunidad wixárika de Laguna Seca, Jalisco.
Así es como, de la mano de la familia Ramírez, los espectadores se sumergen en los preparativos de la peregrinación –que en el caso de los protagonistas comprenderá 480 km–, en los rituales, en las tradiciones y en la solidaridad de esta comunidad. Mujeres que portan collares de chaquiras coloridas y paliacates en la cabeza, hombres con sombreros de paja enmarcados de dijes, senderos que acompañan las laderas de los cerros, desde la Sierra Madre Occidental hasta el Altiplano Potosino.
¿A qué se enfrentan los huicholes?
Desafortunadamente, como en toda película, existe un personaje antagónicos. En este caso, el conflicto tiene rostro: las compañías mineras nacionales e internacionales que explotan el suelo alrededor de Real de Catorce, rico en oro y plata. Una situación compleja que preocupa a los huicholes.
Desde hace 10 años, estas compañías se han instalado en los terrenos sagrados de la Wirikuta –el corazón del mundo– y ponen en peligro el ecosistema y al peyote, una planta medicinal clave para los wixaritari (plural de wixárika) que de por sí se encuentra bajo amenaza. Hasta el momento, según información de La Jornada, se han suspendido 78 concesiones.
Por otro lado, aparecen declaraciones de trabajadores locales que, fuera de querer confrontación, defienden sus intereses y necesidades laborales, pues son habitantes de pueblos y pequeñas ciudades que, históricamente, se han dedicado a la minería.
Se puede ver el documental (gratuito para toda Latinoamérica) aquí.
Huicholes, indígenas de Norteamérica
Cabe resaltar que Huicholes. Los últimos guardianes del peyote forma parte del repertorio de Voces de Amerikua, una cooperativa internacional que aboga por la protección de la cultura y los derechos de los grupo indígenas en todo el continente. Así como este filme, también han divulgado cortometrajes de todos los rincones americanos, desde los Shipibo-Conibo de Perú o los Hunikuin de la Amazonía brasileña hasta las comunidades Mbayá guaraníes de Misiones, Argentina. Estos videos se pueden ver en la página de Facebook de la organización.
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Foto de portada: captura de pantalla de Huicholes. Los últimos guardianes del peyote.
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