Convengamos que Tepoztlán es algo más que el pueblo perfecto para el fin de semana. Es más bien un destino de montañas verdes, de calles estrechas y empedradas, artesanías, buena comida y construcciones eclécticas en las que coexisten diferentes siglos. Aquí todo converge para que un viaje corto se convierta en una experiencia completa. Sin importar lo cerca de la Ciudad de México que está, se encuentra lejos del bullicio citadino.
Montañas verdes, calles estrechas y empedradas, artesanías, buena comida y construcciones eclécticas.
Aunque Tepoztlán se puede recorrer en un día, hay muchos sitios que conocer o volver a descubrir. Habría que empezar por una caminata en el Parque Nacional Tepozteco, un Área Natural Protegida desde 1937. Para conocer bien este lugar primero hay que escalar el Tepozteco, y tomarse un tiempo para admirar la colección de paisajes del camino. Después de subir y subir la recompensa está en la cima, no sólo por el esfuerzo, sino porque ahí está la Casa del Tepozteco, una pirámide que mide más de nueve metros y se hizo en honor al dios del pulque y la cosecha, Ometochtl-Tepoxtécatl. Las vista desde ahí son casi más espectaculares que los Coatíes que rondan el espacio por todos lados.
Despues de disfrutar de esa caminata de naturaleza y arqueología, hay que bajar al pueblo, para ir al Mercado de Tepoztlán —que se ubica justo en el centro—, escoger un puesto y comer una quesadilla, de esas de tortillas gruesas, o algún platillo prehispánico característico de Tepoztlán, como las tlatequeadas, tortitas de verduras, frutos, granos, o insectos. También hay que recorrer todos los comercios y comprar productos frescos para llevarlos a casa; hay de todo desde cecina hasta huevos orgánicos.
El recorrido podrá continuar en el Museo de la Natividad, un ex convento majestuoso que fue construido en el siglo XVI por los indígenas del pueblo, bajo las órdenes de los Dominicos. Por fuera, la fachada está hecha de materiales como piedras, cal y arena. Por dentro los visitantes pueden admirar de cerca la historia de Tepoztlán; una serie de murales, piezas alusivas a los santos y escudos que nos revelan cómo fue el proceso de colonización del pueblo. Además hay cuartos, bóvedas y corredores por todos lados, para que podamos conocer cómo era la vida ahí en otros momentos. Este recinto tiene una atmósfera antigua y fascinante, tanto así que en 1994 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Respecto a las artesanías, desde hace varías décadas Tepoztlán se ha caracterizado por ser la casa de algunos de los artista más destacados del país. Si uno va el fin de semana no se puede perder el tianguis ambulante, que también está en el centro. Aquí hay joyería de plata y una multitud de piezas talladas a mano, cuya materia prima son los árboles que crecen cerca.
Recomendaciones
Caminar por San Miguel, uno de los barrios más famosos del pueblo. Todos los años en esta colonia se realizan una serie de fiestas alusivas a diversos santos. Además el sitio está rodeado de tiendas en la que se pueden comprar toda clase de recuerdos.
Visitar el Museo Prehispánico Carlos Pellicer. Este recinto se hizo a partir de los viajes que el famoso escritor de Villa Hermosa realizó a lo largo de su vida por nuestro país. Aquí se pueden contemplar una serie de piezas de diversas civilizaciones.
Ir a Tepoztlán durante el Día de Muertos. El 2 de noviembre el pueblo se llena de ofrendas y de cempazúchitl. Los panteones son visitados por familias y por visitantes que quieren ver la colección de ofrendas que se ponen ahí.
Darse un día de Spa. Además de ser un destino con historia y naturaleza, Tepoztlán es la casa de algunos de los centros de relajación más raros y especiales del país. Hay de todo, desde temazcales, faciales, hasta tratamientos completos. Entre los sitios que recomendamos están: Buena Vibra Reatreat y por supuesto el spa que se encuentra en las instalaciones del Amomoxtli.
¿Cuándo ir?
Tepoztlán es uno de esos lugares en los que hay buen clima todo el año. No obstante para evitar sorpresas, se recomienda visitarlo en primavera, verano y en otoño, sobre todo para la fiesta del Día de Muertos.
¿Dónde comer?
Los Colorines
Cuando se trata de un clásico de Tepoztlán, no podemos pasar por alto este restaurante. Una terraza tranquila para solo tomar una cerveza y pasar la tarde o para comer lo más clásico de la gastronomía mexicana, todos preparados con ingredientes locales.
La veladora
Se trata del restaurante de Casa Fernanda. Un sitio que ha atrapado destellas de la comida peninsular. Aquí se puede degustar desde desde un tamalitos de camerón hasta una sofisticado, una crema de coliflor rostizada hasta una ensalada de quinoa.
¿Dónde dormir?
Hotel Boutique Casa Fernanda
14 habitaciones en las que hay un equilibrio entre modernismo y tradiciones. Aquí los viajeros tienen todas las comodidades (absolutamente todas) sin el bullicio de la vida cotidiana y con un gran espíritu local que no sólo se ve en la decoración, sino en la comida que ofrece.
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Amomoxtli
Su nombre significa, “Lugar de magia” y vaya que este espacio cumple con esta máxima. Escondido entre callejuelas empedradas y resguardado por cazahuates, cacaloxóchitls (o flores de mayo), tabachines y pochotes, este hotel y spa a orillas del Tepozteco transforma el lujo en serenidad.
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La Buena Vibra
La idea de este alojamiento es que los huéspedes se olviden de todo, para lógralo se han usado todos los elementos disponibles. Una arquitectura neutra, rodeada de naturaleza, comida sana y rica y uno de los spas más completos de Tepoztlán. Este hotel tiene todo para que las personas se conecten consigo mismas; desde una sala de lectura hasta un huerto.
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$ menos de 1000 MXN
$$ 1000-2000 MXN
$$$ 2000-5000 MXN
$$$$ Más de 5000 MXN
¿SABÍAS QUE…?
De junio a agosto se puede probar la deliciosa (y única) agua de ciruela.