Quien busque alejarse del ajetreo de la Ciudad de México, para desconectarse y respirar, encontrará en el Hotel Amomoxtli en Tepoztlán, Morelos, el remanso perfecto. Este espacio se ubica apenas a 90 kilómetros y poco más de una hora de la capital, aunque bien podría ser otro planeta.
Transformando el lujo en serenidad…
“Lugar de magia”, reza el nombre, y lo cumple. Escondido entre callejuelas empedradas y resguardado por cazahuates, cacaloxóchitls (o flores de mayo), tabachines y pochotes, este hotel y spa a orillas del Tepozteco transforma el lujo en serenidad.
La antigua quinta y los árboles centenarios son el corazón del hotel. Si bien los jardines exuberantes son uno de sus mayores atractivos, las instalaciones y los servicios son también excepcionales. Una refrescante piscina al aire libre, un spa y el temazcal conectan con la energía peculiar de Tepoztlán, y las 37 habitaciones amplias, elegantes y diáfanas ofrecen un equilibrio ideal entre confort contemporáneo y naturaleza.
Arrancar el día con una sesión de yoga o terapia de cosmiatría, purificarse en el temazcal, disfrutar una limpia energética, sumergirse en el azul de la piscina, descansar envueltos en el perfume sutil de las orquídeas y las araucarias. Así se pasan los días en Amomoxtli.
Comida Ancestral
El mismo principio de balance rige la cocina de Mesa de Origen, la apuesta culinaria del hotel Amomoxtli. Una propuesta nítida: recetas probadas por años, técnicas ancestrales como el horno de leña de adobe o el tlecuil —fogón triangular compuesto por tres piedras, o tenamastes—, depuradas por una sensibilidad absolutamente contemporánea. En Mesa de Origen, el respeto por lo propio se expresa en el goce puro y simple. Materia prima orgánica y local –con ingredientes exclusivos del estado de Morelos, que encarnan toda su riqueza y diversidad—, cocina de mercado elevada, opciones saludables que promueven el bienestar integral; todos estos elementos, aunados a la exquisita atención al detalle, un servicio impecable y un entorno elegante pero sin pretensiones, hacen de comer una experiencia con la que, por sí misma, ya valdría la pena el viaje.
A veces olvidamos que México es especial y único. Lugares como Amomoxtli nos ayudan a aclarar la mente y recargar el cuerpo, a reconectarnos con la raíz de nuestra cultura y nuestra tierra, a sentir lo que es difícil expresar con palabras.
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Foto de portada: cortesía Amomoxtli.
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