Viajes que queremos hacer por culpa de las películas de Wes Anderson

Buscamos en el mapa los destinos y los lugares que fueron marco de alguna película (o por lo menos inspiraron) al famoso director.

26 Jan 2022

Si la vida fuera como una secuencia de una película de Wes Anderson, sería tan hermosa y fotogénica que Instagram no tendría razón de existir. En el cine que propone este filósofo texano del celuloide —literal, porque Anderson estudió la carrera de filosofía, en Austin— convergen imágenes evocadoras en perfecta simetría y una paleta de colores en tonos pastel, rúbrica reconocible del famoso director.

Los filmes de Wes Anderson nos trasladan a lugares remotos, a locaciones que parecen fotografías detenidas en el tiempo, a paisajes y edificios geométricos que nos hacen preguntarnos: ¿y si emprendemos uno o más viajes para toparnos de frente con tal belleza? Estos son algunos lugares que puedes visitar para sentirte como si estuvieras viviendo dentro de una de sus películas.

The Grand Budapest Hotel

El hotel y el país de esta película no existen, sin embargo, el director se inspiró en la majestuosidad de la Europa de antaño para recrear su imaginaria República de Zubrowka, país que evoca tanto a la belle époque como a la elegancia añeja de Viena o Praga. La buena noticia es que sí podemos hallar —muy cerca de la frontera de Alemania y Polonia con República Checa— una pequeña ciudad llamada Görlitz, lugar en la que Anderson filmó gran parte de esta obra situada en unos hipotéticos y bélicos años 30. En aquella región se alzan, entre otras construcciones reconocibles en la película, los departamentos art nouveau que se utilizaron como locaciones (a decir verdad, toda la ciudad es digna de una postal). En Görlitz revivirás la atmósfera vintage del relato y, si viajas con unas maletas Prada color melocotón —como las que aparecen en el filme—, qué mejor (sólo por favor, avísanos dónde las conseguiste para ir por unas).

Foto: WikiCommons.

The Royal Tenenbaums

La hermosa casa rojiza de la excéntrica familia Tenenbuam es real y se ubica en las calles Convent y 144th en Hamilton Heights, uno de los vecindarios elegantes de Nueva York. Hace poco se anunció la propiedad en Airbnb, lo cual nos abre a los simples mortales la posibilidad de hospedarnos en el icónico lugar. Si no consigues alojarte, al menos puedes darte una vuelta por el lugar y tomarte una selfie con la fachada de fondo. El cementerio donde tiene lugar uno de los momentos icónicos, está al lado de la Trinity Church (entre Broadway y la calle 155), donde podrías darte una vuelta y rematar en el local de hamburguesas cercano que se sugiere en los diálogos de la escena.

Foto: WikiCommons.

Hotel Chevalier

Uno de los trabajos menos difundidos de Wes Anderson es este cortometraje, protagonizado por Natalie Portman y Jason Schwartzman, el cual funciona como prólogo para la aclamada The Darjeeling Limited. Pues bien, aquel íntimo relato indie se ambienta en las instalaciones del lujoso Hotel Raphael, edificado en los años 20 en el centro de París (en la Avenida Kébler). Con casi un siglo de historia y vista panorámica al Arco del Triunfo y la Torre Eiffel, el hotel ha hospedado a figuras como David Lynch, Steve McQueen, Audrey Hepburn y, seguramente. a muchos fanáticos de Wes Anderson.

Foto: cortesía Hotel Raphael.

The Darjeeling Limited

Esta película tiene como escenarios tanto a la zona de Rajashtan como a un convento ubicado en los alrededores de Udaipur, ciudad al norte de India y considerada como uno los destinos más románticos de la región —la Venecia India le dicen—. Destaca además por sus múltiples lagos, palacios reales — más de 11—, jardines imperiales abundantes en pavorreales y una elegante y ecléctica belleza arquitectónica. Cuando las restricciones de viaje lo permitan, deberías considerar tu propia aventura a Darjeeling y no dejar pasar este par de lugares emblemáticos.

Foto: Adam Wiseman.

Moonrise Kingdom

Los colores estimulantes e imágenes simétricas que enmarcan esta película de romance naive adolescente, estrenada en 2012, nos hacen preguntarnos por los lugares que ambientan sus momentos más emotivos y fotogénicos. No busques en el mapa el pueblo de New Penzance, ya que es otro de los lugares idílicos ficticios creados por Anderson. Afortunadamente, estas locaciones que parecen de cuento de hadas polaroid son reales y están en Rhode Island, Estados Unidos. Algunos de estos lugares son el faro del Point Judith Lighthouse, en la costa de Narragansett, o la casa Conanicut Point Light, considerada monumento nacional. Las cataratas Stepping Stones y la isla de Prudence también son paradas obligadas para los cinéfilos.

Bar Luce

Este café-bar milanés que rinde tributo a los locales italianos chic del ayer no fue una locación—apostamos que algún día lo será—, pero sí fue diseñado por el mismísimo Wes Anderson. En este lugar su firma es evidente: un piso rosa pastel con detalles rojos y grises, formaica, maquinitas de pinball y una atmósfera que ostenta todo el estilo de los años 50. Se encuentra dentro del Centro de las Artes Fondazione Prada, en el edificio del estudio OMA de Rem Koolhaas, y lo único que le falta para completar la experiencia es toparse con Bill Murray tomando un ron con champagne (según el libro Cómo ser Bill Murray es la bebida favorita del actor fetiche de Wes Anderson).

Accidentally Wes Anderson

Para todo esos lugares que no han formado parte del universo del director, pero que remiten a su estilo y te hacen pensar “esto se ve muy Wes Anderson”, existen una cuenta de Instagram y un libro llamados Accidentally Wes Anderson, que recopilan espectaculares fotos alrededor del mundo —en su mayoría aportadas por fans— que bien podrían ser sus locaciones. La selección es un deleite visual y nos inspira a querer viajar para encontrarnos con estampas similares en la vida real.

 

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Foto de portada: WikiCommons.

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